El sufragio en España



El sufragio en España

En el Estado español el feminismo llegó más tarde. Instaurada la república en 1914,
se aprueba el artículo 34 de la Constitución, que reconoce el derecho de las mujeres al voto. En 1920 existían varias asociaciones feministas de diferente signo y sus temas prioritarios eran la educación de las mujeres, la reforma del Código y el derecho al voto.

Hacia los años 30 la mayoría de las naciones desarrolladas habían reconocido el
derecho al voto femenino, salvo Suiza, que no lo aceptó hasta 1970. El objetivo
principal de las sufragistas se había logrado y el feminismo pareció entrar en fase de recesión.

Las feministas de esta primera época plantearon también el derecho al libre acceso a
los estudios superiores y a todas las profesiones, la igualdad de derechos civiles,
compartir la patria potestad de los hijos, denunciaban que el marido fuera el
administrador de los bienes conyugales, pedían igual salario para igual trabajo. Todos estos objetivos se centraron en el derecho al voto, que parecía la llave para conseguir los demás. Las feministas del siglo XIX y principios del XX pusieron énfasis en los aspectos igualitarios y en el respeto a los valores democráticos. Era un movimiento basado en los principios liberales.

El socialismo marxista

A mediados del siglo XIX comenzó a imponerse en el movimiento obrero el socialismo
de inspiración marxista. El marxismo abordó la “cuestión femenina” y ofreció una
explicación a la opresión de las mujeres: el origen de su subordinación no estaría en
causas biológicas, sino sociales. En consecuencia, su emancipación vendría por su
independencia económica.
Además, el socialismo insistía en las diferencias que separaban a las mujeres de las
distintas clases sociales y así aunque apoyaban las demandas de las sufragistas,
también las acusaban de olvidar la situación de las proletarias.
Por otro lado, a las mujeres socialistas se les presentaba la contradicción de que aún suscribiendo la tesis de que la emancipación de las mujeres era imposible en el
capitalismo, eran conscientes de que para la dirección del partido la “cuestión
femenina” no era central ni prioritaria.
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