embajada de EE.UU secuestrada en Irán

Toma de la embajada


El 22 de octubre de 1979 el Sah Mohammad Reza Pahlevi, monarca de Irán, viajó a Nueva York para ser sometido a un tratamiento contra el cáncer. El 1 de noviembre el nuevo líder de Irán, el ayatolá Ruhollah Jomeini, lanzó a su pueblo a manifestarse contra intereses de Estados Unidos e Israel. El 4 de noviembre la embajada estadounidense fue rodeada por un grupo de alrededor de 500 estudiantes iraníes (aunque los números varían entre 300 y 2000) que se dieron a conocer como los Discípulos del Imán. Parte de este grupo islamista se juntó alrededor de la embajada a modo de protesta.

Durante el disturbio y con la confusión, seis personas escaparon y se ocultaron en el apartamento de uno de ellos antes de encontrar refugio en la embajada canadiense, donde les dieron pasaportes falsos, de modo que pudieran dejar la embajada canadiense sin ser identificados. Trece de los rehenes, concretamente las mujeres y los afroamericanos que había en el grupo, fueron liberados entre el 19 y 20 de noviembre, pero los 53 restantes siguieron como prisioneros, si bien un último rehén fue liberado debido a una enfermedad el 11 de julio de 1980.

A menudo, se mostraban los rehenes con los ojos vendados a la población local y a las cámaras de televisión. Los ciudadanos cautivos serían liberados únicamente a cambio de la extradición del Sah a Irán, para ser juzgado por "crímenes contra el pueblo iraní". También ha sido considerado un acto de venganza contra los años en los que Estados Unidos había apoyado la política autoritaria del Sah.

Jomeini era un fuerte antiestadounidense en su retórica, denunciando al gobierno estadounidense como "el Gran Satán" "y el enemigo del Islam". De hecho, la embajada ya había sido secuestrada brevemente una vez durante la revolución.

Reacción estadounidense.


El presidente estadounidense, Jimmy Carter, inmediatamente aplicó presión económica y diplomática sobre Irán: las importaciones de petróleo de Irán se cortaron el 12 de noviembre, de 1979, algunos iraníes en EE.UU. fueron expulsados (aunque muchos de ellos no tenían ninguna relación con la crisis o con el nuevo gobierno iraní), y alrededor de 8 mil millones de dólares en activos iraníes en EE.UU. se congelaron el 14 de noviembre de 1979.

En febrero de 1980, el gobierno iraní hizo públicas sus demandas a cambio de la liberación de los rehenes. Exigían la vuelta del antiguo Sah a Irán, aparte de algunos gestos diplomáticos como el reconocimiendo de las acciones que EE.UU. había tomado en Irán (incluyendo el golpe de estado apoyado por EE.UU. contra el primer ministro Iraní en 1953) y la promesa de no volver a interferir en el futuro.

Carter rehusó ceder a las demandas. Jomeini utilizó la situación para consolidar su poder y anular los desafíos del ala moderada de su gobierno, encabezada por su presidente. La euforia por la humillación a la nación más poderosa distrajo al pueblo iraní de las dificultades económicas de su país. Carter, en abril de 1980, rompió relaciones diplomáticas con Irán e impuso un embargo comercial, exceptuando medicinas y alimentos. Los fondos iraníes en EE.UU. quedaban congelados y contabilizados para indemnizar a los rehenes al ser liberados y pagar las demandas de las empresas estadounidenses contra Irán. Un problema de relaciones internacionales se convirtió en un problema electoral. Su principal contrincante, el republicano Ronald Reagan, acusaba a Carter de “estar equivocado desde el principio”. Reagan declaró: "Los rehenes no debieron estar cautivos seis días, mucho menos seis meses."
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