CONSECUENCIAS de las bombas atómicas





Miles de personas fallecieron en el acto, muchos volatizados, otros abrasados y algunos lanzados a varios kilómetros de distancia de su punto de origen por el vendaval desata.


La explosión de la bomba atómica elevó la temperatura decenas de miles de grados hasta fundir prácticamente todo tipo de material, incluida la arcilla. El huracán generado por esta energía liberada que evolucionó en dos oleadas, con sentido contrario alcanzó los 1.500 kilómetros por hora de velocidad.



Pero el horror no acabó aquí. «El sol de la muerte», nombre que dieron los japoneses a los efectos radiactivos de los rayos gamma, delta y alfa, provocó una huella de dolor en cientos de víctimas del bombardeo. Hasta veinte años después de producida la explosión morían supervivientes de la misma a causa de dichas secuelasdo.

Las principales lesiones, según la dosis de radiación absorbida, se deben a trastornos hemáticos, desde anemia aplástica a leucemia; lesiones en los epitelios de revestimiento de la piel y en las mucosas, principalmente en la respiratoria y en la digestiva, con aparición de vómitos, náuseas y hemorragias; lesiones cutáneas del tipo de necrosis aguda y que coexisten con las propias de las quemaduras por el calor de la explosión y lesiones en el epitelio gonadal, causa de ulteriores malformaciones fetales.
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