Mayo del 68





Se conoce como Mayo francés o mayo del 68 a la cadena de sucesos que se dieron en Francia y, especialmente, en París durante los meses de mayo y junio de 1968 a consecuencia de la convergencia de protestas entre sectores de estudiantes universitarios y secundarios y el movimiento obrero. Las protestas estudiantiles tuvieron su origen en la oposición a la guerra de Vietnam y el imperialismo, que radicalizó a la juventud procedente de las clases medias y trabajadoras que, durante la década anterior, había comenzado a acceder de forma masiva a la educación superior. Por su parte, las protestas obreras confluyeron en la mayor huelga general de la historia de Francia y, posiblemente, de Europa al ser secundada por más de 9 millones de trabajadores.

La magnitud alcanzada por las protestas no había sido prevista por el gobierno francés, poniendo contra las cuerdas el poder de Charles De Gaulle y su gabinete, que llegaron a temer una insurrección de carácter revolucionario tras la extensión de la huelga general. Sin embargo, la mayor parte de los sectores participantes en la protesta no llegaron a plantearse la toma del poder ni la insurrección abierta contra el Estado, y ni tan siquiera el Partido Comunista Francés llegó a considerar seriamente esa salida.

Los sucesos de mayo y junio en Francia se encuadran dentro de una ola de protestas protagonizadas, principalmente, por sectores politizados de la juventud que recorrió el mundo durante 1968. Estos sucesos se extendieron por la República Federal Alemana, España, México, Uruguay, Estados Unidos o Checoslovaquia.


Consecuencias de mayo del 68

Tras las elecciones de junio, el gobierno francés reconoció la necesidad de emprender una política de reformas profundas para hacer frente al malestar social existente en el país. En abril de 1969 se celebró un referendum sobre el proyecto de regionalización (una de las principales reivindicaciones políticas de aquellos momentos era una mayor descentralización del Estado) y la reforma del Senado, que De Gaulle planteó como un plebiscito sobre su gestión al anunciar que abandonaría la presidencia si no triunfaba el SÍ. Sin embargo, los franceses votaron mayoritariamente por el NO, provocando la retirada de De Gaulle de la escena política. Estos resultados mostraron que De Gaulle y su generación no eran, para la población francesa, los que podían llevar a cabo la reforma social y política que necesitaba el país. La derrota gaullista marca el inicio del fin de la generación de líderes políticos que habían dirigido Europa Occidental desde el fin de la II Guerra Mundial, al tiempo que enterraba el modelo de liderazgo personalista que hasta el momento había marcado la Quinta República francesa.

Por su parte, el sindicalismo comenzó en 1969 las conversaciones previstas en los Acuerdos de Grenelle. Durante los primeros años de la década de los 70 se registraron nuevos conflictos laborales, en ocasiones con carácter violento como las huelgas de Renault durante marzo y abril de 1973. También se produjeron experiencias excepcionales como la de la empresa Lip, en la que mil trabajadores ocuparon la fábrica de relojes amenazada de cierre y durante 300 días continuaron la producción bajo control obrero, hasta conseguir un acuerdo final que salvaba los puestos de trabajo.[11] Se va a experimentar, por tanto, un mantenimiento de la conflictividad laboral en Francia durante los años posteriores a 1968 si bien la postura de las principales centrales sindicales no va a variar sustancialmente durante los congresos confederales que se celebrarán entre 1969 y 1970.
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