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¿Por qué Van Gogh se cortó una oreja?
Van Gogh era un hombre terriblemente torturado por sus propios fantasmas. Si bien fue atendido por médicos especialistas, su mal parecía no tener cura. La demencia lo llevó a atacar a su íntimo amigo y también notable pintor Paul Gauguin.
Van Gogh frecuentaba una casa de citas y en especial a una prostituta llamada Gaby. El 22 de diciembre de 1888, estando con ella, le ofreció pintarle un retrato. Gaby rió y, en un gesto amoroso habitual en ellos, le tironeó la oreja izquierda y le dijo que prefería eso como regalo. El pintor no respondió, pero al día siguiente apareció en el burdel y le entregó a la portera un regalito para Gaby: su oreja izquierda cortada con una navaja y envuelta ahora en unos trapos sucios.
Luego volvió a su casa y se tiró a dormir, en un estado de completa embriaguez y rodeado de su espantosa miseria. Así vivió uno de los más grandes genios plásticos de la historia del mundo. Solo, loco y sin un centavo para comprarse pan. Sus cuadros valen hoy millones de dólares. Difícilmente le importe ahora. Vincent Van Gogh se disparó un tiro en el pecho y murió el 29 de junio de 1890, cuando apenas tenía 37 años de edad.
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Vida
Rosa Luxemburgo nació el 5 de marzo de 1871 en Zamosc, cerca de Lublin, en la Polonia entonces controlada por Rusia, en el seno de una familia de origen judío. Su padre fue Eliasz Luxemburg III, comerciante de maderas judío, y su madre Line Löwenstein. Tuvieron cuatro hijos antes de Rosa, la cual nació con un defecto en el crecimiento que la discapacitó físicamente toda su vida. Después de estar postrada en cama por una dolencia en la cadera a la edad de cinco años, se quedó con una cojera permanente.
Al mudarse a Varsovia, Rosa asistió a un instituto femenino de segunda enseñanza (Gymnasium) desde 1880. Incluso a esa edad tan temprana, Rosa aparece ya como miembro del partido polaco izquierdista «Proletariat» desde 1886. Este partido se fundó en 1882, 20 años después de la aparición de los partidos obreros en Rusia, e inició su andadura política con la organización de una huelga general, tras la cual el partido fue desbaratado y cuatro de sus líderes fueron condenados a pena de muerte. Algunos de sus miembros consiguieron reagruparse en secreto, uniéndose Rosa a uno de estos grupos.
En 1887 Rosa terminó la educación secundaria con un buen expediente, pero tuvo que huir a Suiza en 1889 para evitar su detención. Allí asistió a la Universidad de Zurich junto a otras figuras socialistas, como Anatoli Lunacharsky y Leo Jogiches, estudiando filosofía, historia, política, economía y matemáticas de forma simultánea. Sus áreas de especialización fueron la Teoría del Estado, la Edad Media y las crisis económicas y de intercambio de stock.
En 1890, la ley de Bismarck que prohibía la socialdemocracia fue derogada, lo cual permitió que un legalizado Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) consiguiera escaños en el Reichstag. Una vez en él, y a pesar de su discurso revolucionario, los miembros socialistas del parlamento centraron su labor cada vez más en la obtención de ventajas parlamentarias y en su enriquecimiento personal.
Rosa Luxemburgo, por el contrario, se mantuvo fiel a sus principios marxistas. En 1893, junto a Leo Jogiches y Julian Marchlewski (alias Julius Karski), fundaron el periódico La causa de los trabajadores (Sprawa Robotnicza), oponiéndose a las políticas nacionalistas del Partido Socialista Polaco. Rosa Luxemburgo creía que una Polonia independiente sólo podía surgir tras una revolución en Alemania, Austria y Rusia. Ella mantenía que la lucha debía focalizarse en contra del capitalismo, y no en la consecución de una Polonia independiente, negando por lo tanto el derecho de autodeterminación de las naciones bajo el socialismo, lo cual causaría su posterior enfrentamiento con Lenin.
Junto con Leo Jogiches cofundó el Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia (SDKP), que posteriormente se convertiría en el Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia y Lituania (SDKPiL) al unirse a la organización socialdemócrata de Lituania. A pesar de vivir durante la mayoría de su vida adulta en Alemania, Rosa Luxemburgo permanecía como la principal teórica de la socialdemocracia polaca, liderando el partido junto a Jogiches, su principal organizador.
En 1898, Rosa Luxemburgo obtuvo la ciudadanía alemana al casarse con Gustav Lübeck, y se mudó a Berlín. Allí participó activamente con el ala más izquierdista del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), definiendo claramente la frontera entre su fracción y la teoría revisionista de Eduard Bernstein, atacándole en 1899 en un folleto titulado ¿Reforma Social o Revolución?. La habilidad retórica de Rosa pronto la convirtió en una de las líderes portavoces del partido. Ella denunció repetidamente el creciente conformismo parlamentario del SPD frente a la cada vez más probable situación de guerra. Rosa insistió en que la crítica diferencia entre capital y trabajo sólo podía ser contrarrestada si el proletariado tomaba el poder y se producía un cambio revolucionario en todo el contexto de los medios de producción. Quería que los revisionistas abandonaran el SPD, lo cual no tuvo lugar, pero al menos consiguió que el líder del partido, Karl Kautsky, mantuviera el marxismo en el programa del partido, incluso cuando su intención era exclusivamente aumentar el número de escaños en el Reichstag.
Desde 1900, Rosa Luxemburgo expresó sus opiniones sobre los problemas económicos y sociales en varios artículos en periódicos de toda Europa. Sus ataques al militarismo alemán y al imperialismo se volvieron más insistentes conforme vislumbraba la posibilidad de la guerra, e intentó persuadir al SPD de significarse en la dirección opuesta. Rosa Luxemburgo quería organizar una huelga general que uniera solidariamente a todos los trabajadores y evitar la guerra, pero el líder del partido se opuso, lo que provocó su ruptura con Kautsky en 1910.
Entre 1904 y 1906 su trabajo se vio interrumpido a causa de tres encarcelamientos por motivos políticos. Sin embargo, Rosa Luxemburgo mantuvo su actividad política; en 1907 tomó parte en el V Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en Londres, donde se entrevistó con Lenin. En el Segundo Congreso Socialista Internacional en Stuttgart, presentó la resolución - que fue aprobada - de que todos los partidos obreros europeos debían unirse para evitar la guerra.
Por esos años, Rosa comenzó a enseñar marxismo y economía en el centro de formación del SPD en Berlín. Uno de sus alumnos fue el que más tarde se convertiría en líder del SPD y primer presidente de la República de Weimar, Friedrich Ebert.
En 1912, su cargo de representante del SPD la llevó a los congresos socialistas europeos como el que tuvo lugar en París. Ella y el socialista francés Jean Jaurès propusieron que en el caso de que estallara la guerra, los partidos obreros de Europa debían declarar la huelga general. Al ocurrir el atentado de Sarajevo contra el archiduque Francisco Fernando y su mujer, que fueron asesinados en Sarajevo el 28 de junio de 1914, y aparecer la guerra ya inevitable, organizó varias manifestaciones (por ejemplo la de Fráncfort) llamando a la objeción de conciencia en el servicio militar y a no obedecer las órdenes. A causa de esto, fue acusada de «incitar a la desobediencia contra la ley y el orden de las autoridades» y sentenciada a un año de prisión. Su detención, sin embargo, no se produjo inmediatamente, lo que le permitió tomar parte en una reunión de la dirección socialista en julio, en la que confirmó desoladoramente que el sentimiento nacionalista de los partidos obreros era más fuerte que su conciencia de clase.
Primera Guerra Mundial
El 28 de julio comenzó la Primera Guerra Mundial al declarar el Imperio austrohúngaro la guerra a Serbia. El 3 de agosto de 1914 el Imperio alemán declaró la guerra a Rusia. Al día siguiente, el Reichstag aprobó por unanimidad financiar la guerra con bonos de guerra. Todos los representantes socialdemócratas votaron a favor de la propuesta e incluso el partido llegó a declarar una tregua con el gobierno, prometiendo abstenerse de declarar huelgas durante la guerra. Para Rosa Luxemburgo, esto fue una catástrofe personal que incluso la llevó a considerar la posibilidad del suicidio: el revisionismo, al cual se había opuesto desde 1899, había triunfado y la guerra estaba en marcha.
Junto con Karl Liebknecht, Clara Zetkin y Franz Mehring, creó el grupo Internacional el 5 de agosto de 1914, el cual se convertiría posteriormente el 1 de enero de 1916 en la Liga Espartaquista. Escribieron gran cantidad de panfletos ilegales firmados como «Espartaco», emulando al gladiador tracio que intentó la liberación de los esclavos de Roma. Incluso la misma Rosa Luxemburgo adoptó el apodo de «Junuis», tomado de Lucius Junius Brutus, el cual se considera fundador de la República de Roma.
El nuevo grupo rechazó el «alto el fuego» entre el SPD y el gobierno alemán del Káiser Guillermo II por la cuestión de la financiación de la guerra, luchando vehementemente en su contra e intentando provocar una huelga general. Como consecuencia de ello, el 28 de junio de 1916 Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron sentenciados a dos años y medio de prisión. Durante su estancia en la penitenciaría fue trasladada dos veces, primero a Poznań y posteriormente a Breslau. Durante este tiempo escribió varios artículos usando el seudónimo de «Junius», los cuales fueron sacados clandestinamente de la cárcel y publicados ilegalmente. En ellos se incluía el titulado «La Revolución rusa», en el cual criticaba ampliamente a los bolcheviques y con lúcida anticipación avisaba del peligro de que se desarrollase una dictadura si se seguía el criterio bolchevique. (Ella sin embargo continuó utilizando el término dictadura del proletariado, según el modelo bolchevique).
Fue en este contexto en el que escribió su famosa frase: «Freiheit ist immer die Freiheit des Andersdenkenden» (La libertad siempre ha sido y es la libertad para aquellos que piensen diferente). Otra publicación de la misma época - junio de 1916 - fue "La crisis de la socialdemocracia". En 1917, cuando los EE. UU. intervinieron en el conflicto, la Liga Espartaquista se afilió al Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania (USPD), compuesto también por antiguos miembros del SPD opuestos a la guerra, fundado por Karl Kautsky. El 9 de noviembre de 1918 el USPD llegó al poder como gobernante de la nueva república junto con el SPD, tras la abdicación del kaiser Guillermo II y tras el levantamiento conocido como la Revolución de Noviembre alemana, la cual comenzó en Kiel el 4 de noviembre de 1918, cuando 40.000 marineros e infantes de marina tomaron el control del puerto en protesta por los planes del Alto Mando Naval Alemán de un último enfrentamiento con la Real Marina Británica, a pesar del hecho de que estaba claro que la guerra se había perdido. El 8 de noviembre, los comités de trabajadores y soldados controlaban la mayor parte del oeste de Alemania, dando lugar a la formación de la República de Consejos (Räterepublik), basados en el sistema de sóviets ruso desarrollado en la revolución rusa de 1905 y 1917.
Rosa Luxemburgo salió de la cárcel de Breslavia el 8 de noviembre; Liebknecht lo había hecho poco antes y había ya comenzado la reorganización de la Liga Espartaquista. Juntos crearon el periódico La Bandera Roja, en uno de cuyos primeros artículos Rosa reclamó la amnistía para todos los prisioneros políticos, abogando por la derogación de la pena de muerte. Sin embargo, el frente unido se desintegró a finales de diciembre de 1918 cuando el USPD abandonó la coalición en protesta por los compromisos adquiridos con el status quo capitalista por el SPD. El 1 de enero de 1919 la Liga Espartaquista junto a otros grupos socialistas y comunistas (incluyendo la Internacional Comunista Alemana, IKD) crearon el Partido Comunista de Alemania (KPD), principalmente gracias a la iniciativa de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo. Esta última apoyó que el KPD se involucrara en la asamblea constitucional nacional - la que finalmente acabaría fundando la República de Weimar - pero su propuesta no tuvo éxito. En enero una segunda ola revolucionaria sacudió Alemania, la cual algunos de los líderes del KPD - incluida Rosa Luxemburgo - no deseaban promover, previendo que iba a acabar mal (aunque otros intentaron aprovecharse). En respuesta al levantamiento, el líder socialdemócrata Friedrich Ebert utilizó a la milicia nacionalista, los «Cuerpos Libres» (Freikorps), para sofocarlo. Tanto Rosa Luxemburgo como Liebknecht fueron capturados en Berlín el 15 de enero de 1919, siendo asesinados ese mismo día. Rosa Luxemburgo fue golpeada a culatazos hasta morir, y su cuerpo fue arrojado a un río cercano. Liebknecht recibió un tiro en la nuca, y su cuerpo fue enterrado en una fosa común. Otros cientos de miembros del KPD fueron asesinados, y los comités suprimidos.
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Un disidente cubano que estaba encarcelado y llevaba 83 días en huelga de hambre murió el martes, informó su madre. Es la primera vez en casi 40 años que un activista de la isla muere de hambre para protestar por los abusos del gobierno.
"Ya asesinaron a Orlando Zapata Tamayo, ya acabaron con él. La muerte de mi hijo ha sido un asesinato premeditado'', afirmó a El Nuevo Herald Reina Luisa Tamayo, refiriéndose a las autoridades cubanas. "Lograron lo que ellos querían. Acabaron con la existencia de un luchador por los derechos humanos''.
Es la primera vez que un opositor del gobierno comunista de la isla muere debido a una huelga de hambre desde que en 1972 falleció en la cárcel Pedro Luis Boitel, poeta y líder estudiantil que luchó primero contra la dictadura de Fulgencio Batista y luego contra la de Fidel Castro.
Zapata Tamayo, de 42 años, que era plomero y albañil, dejó de ingerir alimentos sólidos el 3 de diciembre pasado, para protestar lo que describió de golpizas sistemáticas de los guardias y muchos otros abusos que se cometen en la prisión de Kilo 7, en la provincia de Camagüey.
Activo en varias organizaciones de disidentes, Zapata Tamayo fue arrestado en el 2003 en medio de una ola de represión del gobierno que condenó a 75 críticos del gobierno a largas sentencias de cárcel. Amnistía Internacional lo declaró prisionero de conciencia.
Acusado inicialmente de desacato, desorden público y ‘‘desobediencia'', y sentenciado a tres años, fue hallado culpable de otros actos desafiantes cuando estaba preso y en el momento de su muerte enfrentaba un total de 36 años de prisión.
La prensa cubana, controlada por el gobierno, no ha informado de su muerte y el portavoz de la misión diplomática cubana en Washington no pudo ser localizado para conocer sus comentarios.
El martes se informó que en las calles de varias ciudades cubanas se podía ver una presencia policial mayor, tal vez para evitar cualquier estallido de protestas a favor de Zapata, según el Directorio Democrático Cubano, un grupo de Miami que apoya a los disidentes en la isla.
El caso de Zapata desató varias protestas callejeras de críticos del gobierno a principios de este mes, como una donde la policía de Camagüey detuvo a unas 35 personas durante varias horas. Los detenidos después se quejaron de que algunos fueron golpeados durante las redadas.
La muerte de Zapata Tamayo ha desatado una ola de protestas en la delegación floridana al Congreso federal. El representante republicano Mario Diaz-Balart pidió al gobierno del presidente Barack Obama que "se solidarice con el pueblo cubano y deje de apaciguar al régimen castrista con conversaciones directas y concesiones unilaterales, mientras héroes como Orlando Zapata siguen muriendo en las cárceles castristas''.
Por su parte, el representante republicano Lincoln Diaz-Balart declaró que la muerte de Zapata es un crimen que "nunca será olvidado, ni prescribirá jurídicamente en el futuro''. El representante demócrata Kendrick Meek declaró que la huelga de hambre fue "un acto de convicción, un llamado a la libertad frente a la opresión''.
"Tenemos la fuerza de continuar esta lucha por los derechos humanos'', afirmó por teléfono a El Nuevo Herald José Ortiz Molina, padrastro de Zapata, quien habló desde La Habana mientras su esposa firmaba los documentos oficiales para recoger de una morgue capitalina el cadáver de su hijo.
Ortiz Molina declaró que la familia tiene pensado llevar el cadáver de Zapata a su pueblo natal de Banes, en la provincia oriental de Holguín, posiblemente utilizando el relevo de carros fúnebres de una ciudad a otra, algo común para los cubanos que fallecen lejos de sus lugares de origen.
Durante los últimos tiempos Zapata estuvo detenido en la prisión de Kilo 7, donde los guardias lo golpearon al menos en tres ocasiones días antes de iniciar la huelga de hambre, dijo su madre, y tenía la espalda "marcada por los golpes'' cuando fue trasladado el 17 de febrero al hospital Amalia Simoni en Camagüey.
Cuando llegó al hospital era sólo "piel y huesos, y su estómago era un hueco'', relató su madre en aquel momento. Había perdido tanto peso que las enfermeras tuvieron que ponerle los sueros en las venas del cuello.
Aunque su salud empeoró, Zapata siguió negándose a ingerir alimentos y la semana pasada fue llevado en una ambulancia fuertemente custodiada al pequeño hospital de la prisión Combinado del Este en La Habana, expresó su madre.
Ortiz Molina y Reina Tamayo afirmaron que su hijo después fue transferido al Hospital Hermanos Ameijeiras, considerado uno de los mejores de todo el país, en un intento de última hora por aparentar que el gobierno había tratado de salvarle la vida.
Zapata llegó allí "en estado grave'' y un alto oficial de la Seguridad del Estado a cargo de su caso le dijo a la madre el martes por la mañana que Zapata "podría morir en cualquier momento'', indicó Ortiz Molina.
"La poca vida que podía tener se le estaba acabando'', subrayó el padrastro.
Reina Tamayo, desafiante, aseguró que quería decirle al mundo "que lo que pasó con mi hijo fue un asesinato'' porque fue "golpeado y torturado'' cuando estaba en la prisión de Kilo 7.
Después que comenzó la huelga de hambre, añadió la madre, un oficial de la Seguridad del Estado que identificó como "el mayor Roilán'' y otro agente del gobierno se negaron a darle agua durante 18 días, en un intento inútil de obligarlo a que abandonara la huelga de hambre.
Tamayo declaró que planeaba celebrar un velorio para su hijo en su casa de Holguín "y siempre llevarlo cerca de nosotros, hasta los momentos finales''.
La madre de Zapata, Reina Tamayo, que acusó al gobierno de "dejar morir" a su hijo y exigió mayor presión internacional por la libertad de los presos políticos, denunció que Banes está "sitiado". Ella encabezará las exequias pues el opositor no tenía pareja ni hijos.
"Nos están impidiendo ir a darle el último aliento a la madre y llorar a nuestro muerto. Por eso le hicimos un velatorio simbólico aquí en mi casa, que está vigilada", dijo vía telefónica a la AFP la opositora María Antonia Hidalgo, desde la ciudad de Holguín, capital provincial.
La policía se apostó en los alrededores de la casa de Tamayo, la funeraria, el cementerio y la entrada al pueblo, precisó Berta Soler, del grupo Damas de Blanco -esposas de prisioneros- y quien viajó a Banes con otros dirigentes opositores, como Martha Beatriz Roque.
Mientras en Banes está previsto el funeral, en La Habana algunos ex presos políticos y opositores colocaron lazos negros en las puertas de sus casas y velas frente a la foto de Zapata, como en la vivienda de Laura Pollán, una de las líderes de las Damas de Blanco.
En un hecho inusual, el presidente cubano Raúl Castro lamentó el miércoles la muerte de Zapata, negó la práctica de torturas en Cuba como -dijo- sí ocurre en la base estadounidense de Guantánamo (este de la isla) y responsabilizó a Washington, al que acusa de financiar a la oposición con 50 millones de dólares anuales.
"Lamentamos mucho esa muerte (...) en la cárcel tuvo problemas, entonces se lo internó en los mejores hospitales pero murió (...) En Cuba no se tortura ni se asesina. Aquí no se ejecutó a nadie en forma extrajudicial", dijo Raúl Castro cuando recorría con su colega de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el puerto de Mariel, 50 km al este de La Habana.
El caso de Zapata fue el de una "víctima más" de la "confrontación que tenemos con EEUU", añadió Raúl Castro, quien reiteró su disposición a un diálogo con Washington en "igualdad" y con "respeto", según periodistas brasileños, únicos invitados al Mariel de la prensa internacional.
Zapata, de oficio albañil, de raza negra y quien militaba en un pequeño grupo ilegal de oposición, es el primer preso político que muere en las cárceles de Cuba desde que en 1972 falleció el disidente Pedro Luis Boitel, tras 53 días en huelga de hambre.
Amnistía Internacional lo incluía en su lista de 55 "prisioneros de conciencia", de los 200 presos políticos que registra en Cuba la ilegal Comisión de Derechos Humanos (CCDHRN). El Gobierno rechaza que en Cuba existan presos políticos y señala que quienes están detenidos afrontan cargos por actos contra la seguridad del Estado y de la población.
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(San Juan de Puerto Rico, 1780 - 1837) Militar español de origen puertorriqueño que luchó en la Guerra de la Independencia española, apoyó el levantamiento liberal de Riego y fue representante de Puerto Rico en las Cortes españolas.
Nacido en el seno de una familia de irlandeses llegados a la isla a finales del siglo XVIII, era hijo de un coronel de ingenieros del ejército español, Tomás O'Daly, y de una española apellidada De la Puente. Fue enviado a España para realizar la carrera militar y en 1808 se unió a las fuerzas nacionales que se levantaron en armas contra el invasor francés.
Tras el regreso a España de Fernando VII como rey absolutista, O'Daly, que ya se había significado por profesar la ideología liberal, fue uno de los militares más activos en la organización del movimiento de logias masónicas (institución que reunió a los partidarios de la Constitución de 1812) y junto al coronel Antonio Quiroga dirigió una de las más importantes, establecida en Cádiz.
O'Daly participó en el pronunciamiento liberal de Riego en enero de 1820, y en 1822, como comandante general de la guarnición de Madrid, juró la Constitución ante sus tropas, a las que arengó en una ardiente discurso. Fue el primer Diputado de Puerto Rico en las nuevas Cortes españolas y en el poco tiempo que ejerció el cargo se mostró como un liberal moderado, defensor de los intereses comerciales de los criollos y partidario de otorgar a la isla un status como una provincia española más.
Su mayor logro fue conseguir mayores atribuciones para la gobernación civil de Puerto Rico y su total separación de la gobernación militar. En 1823 se vio obligado a huir a Inglaterra a causa de la restauración absolutista; perseguido y sin apenas recursos económicos, fue desterrado a tierras americanas, en la isla caribeña de San Thomas, donde ejerció la enseñanza. En 1834 se benefició de la amnistía concedida a los militares del trienio liberal y pudo regresar a su isla natal, en la que murió pocos años después.
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Misión en África
Livingstone, misionero de la iglesia anglicana, desembarca por primera vez en el continente negro en marzo de 1841 y lo hace en Ciudad del Cabo (actual Sudáfrica). Durante ocho años recorrerá la geografía de la región cumpliendo su apostolado, fundamentado en tres elementos: cristianismo, cultura y comercio. En 1849 se adentra en territorios desconocidos y explora el interior de África con el propósito de abrir nuevas rutas comerciales. Cruza el desierto del Kalahari, descubre para Occidente el lago Ngami, el río Zambeze o las cataratas Victoria, y atraviesa el continente de costa a costa (desde Luanda a Kilimane). En 1856 regresa a Inglaterra y un año más tarde publica la narración de sus viajes en un libro que gozará de un éxito fulgurante. No tan sólo logra el aplauso de los lectores, sino que le abre las puertas para poder realizar más expediciones, al concienciar a la sociedad de su época de las posibilidades que ofrece África.
Viajes y exploraciones en el África del sur (Ediciones del Viento) es el título que recoge su extraordinario periplo y que hasta el presente no se había podido leer íntegro en español, ya que faltaba una cantidad muy importante de texto; sobre todo en lo concerniente a botánica, fauna y descripciones geológicas, que en la primera edición de 1858 no se habían traducido.
Livingstone, misionero de la iglesia anglicana, desembarca por primera vez en el continente negro en marzo de 1841 y lo hace en Ciudad del Cabo (actual Sudáfrica). Durante ocho años recorrerá la geografía de la región cumpliendo su apostolado, fundamentado en tres elementos: cristianismo, cultura y comercio. En 1849 se adentra en territorios desconocidos y explora el interior de África con el propósito de abrir nuevas rutas comerciales. Cruza el desierto del Kalahari, descubre para Occidente el lago Ngami, el río Zambeze o las cataratas Victoria, y atraviesa el continente de costa a costa (desde Luanda a Kilimane). En 1856 regresa a Inglaterra y un año más tarde publica la narración de sus viajes en un libro que gozará de un éxito fulgurante. No tan sólo logra el aplauso de los lectores, sino que le abre las puertas para poder realizar más expediciones, al concienciar a la sociedad de su época de las posibilidades que ofrece África.
Viajes y exploraciones en el África del sur (Ediciones del Viento) es el título que recoge su extraordinario periplo y que hasta el presente no se había podido leer íntegro en español, ya que faltaba una cantidad muy importante de texto; sobre todo en lo concerniente a botánica, fauna y descripciones geológicas, que en la primera edición de 1858 no se habían traducido.
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Andrés Nin Pérez o Andreu Nin i Pérez (El Vendrell, Tarragona, 4 de febrero de 1892 - Alcalá de Henares, Madrid, 22? de junio de 1937), fue uno de los personajes más importantes del marxismo revolucionario en España de la primera mitad del siglo XX.
Biografía
A pesar de sus orígenes modestos —era hijo de un zapatero y una campesina—, consiguió, gracias al esfuerzo de sus padres y a su inteligencia, llegar a ser maestro y trasladarse a Barcelona, poco antes de la Primera Guerra Mundial. Aunque fue maestro durante un tiempo, en una escuela laica y libertaria, pronto se dedicó al periodismo y a la política.
El año 1917 fue clave para su vida. Sucesos como la huelga general de agosto, la Revolución rusa o las luchas entre la patronal barcelonesa y los sindicatos, sobre todo la CNT, le marcaron profundamente. Si bien se integró primero en las filas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) pronto abrazó la causa del sindicalismo revolucionario, ingresando en la CNT. Tras asistir al segundo congreso de la CNT en 1919, donde defendió el ingreso de la CNT en la Internacional Comunista, sustituyó a Evelio Boal, secretario del Comité Nacional de la CNT que había sido asesinado.
En el pleno nacional de la CNT celebrado el 28 de abril de 1921, fue elegido delegado para asistir al tercer congreso de la Internacional Comunista y al congreso fundacional de la Internacional Sindical Roja (Profintern), convirtiéndose en un personaje clave de ambas internacionales (mientras tanto, en 1922, la CNT había abandonado la Internacional Comunista).
Vivió durante un tiempo en Moscú. A partir de 1926, perteneció a la Oposición de Izquierda dirigida por Trotski para oponerse al ascenso de Stalin dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética, teniendo que abandonar la URSS en 1930.
A su vuelta a España, Nin fue clave en la formación de un grupo de orientación trotskista (bolchevique-leninista), la Izquierda Comunista de España (mayo de 1931), grupo afiliado a la Oposición de Izquierda Internacional, publicando también el periódico El Soviet. La Izquierda Comunista era un grupo pequeño aunque con algunos militantes muy destacados.
Formó parte de la Alianza obrera e intervino en las sucesos de octubre de 1934 en Cataluña. Rompió con Trotsky por no aceptar su pretensión de adoptar una táctica entrista en el PSOE. Al fusionarse su grupo con el Bloque Obrero y Campesino para fundar el Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) en 1935, fue nombrado miembro del comité ejecutivo del nuevo partido y director de su publicación, La Nueva Era. Fue también elegido secretario general de la Federación Obrera de Unidad Sindical (FOUS) en mayo de 1936.
Al estallar la Guerra Civil Española se convirtió en el máximo dirigente del POUM y tras formar parte del Consell d'Economia de Catalunya (entre agosto y septiembre de 1936) fue consejero de justicia de la recién constituida Generalidad (hasta diciembre de ese año) hasta que fue cesado debido a las presiones comunistas.
Polémica sobre su muerte.
Finalmente, a medida que las tensiones antitrotskistas se hicieron más evidentes, azuzadas por los agentes soviéticos a través del Partido Comunista de España y del Partido Socialista Unificado de Cataluña (rama catalana del Partido Comunista), la posición del POUM se fue haciendo más difícil en la España republicana. Tras los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, Nin fue detenido por la policía, junto con otros dirigentes del POUM (16 de junio de 1937), como Julián Gorkin y José Escuder al haberse descubierto entre los documentos incautados a una red de la quinta columna en Madrid, algunos de los cuales "demostraban" la relación entre el POUM y el gobierno de Burgos. Los documentos habían sido falsificados por la NKVD. Inmediatamente su custodia fue transferida a la NKVD, que actuaba clandestinamente en la zona republicana con la connivencia de los mandos comunistas en la policía y el gobierno. Los dirigentes del POUM fueron trasladados a Valencia y luego a Madrid. Nin fue separado del resto de dirigentes del POUM desde el momento de la detención, siendo trasladado a Alcalá de Henares, donde fue interrogado y torturado los días 18, 19 y 21 de junio de 1937. A pesar de las torturas, Nin negó cualquier complicidad con el espionaje fascista. Posiblemente, Nin fue asesinado el 22 de junio, por orden del general Orlov, que actuaba a las órdenes de Stalin. El lugar elegido para su ejecución (Alcalá de Henares) era una base importante de los soviéticos en la España republicana, por lo que ofrecía garantías de seguridad.
La versión oficial que se dio fue que Nin fue liberado de la checa por "sus amigos de la Gestapo". Así lo sostuvo Juan Negrín, jefe del Gobierno de la República. En marzo de 2008 fue hallada casualmente una fosa común con restos de cinco cuerpos humanos de la época de la guerra civil. Es posible que uno de los cuerpos fuera el de Andrés Nin, lo que -de confirmarse- echaría al traste la versión del gobierno de la República.[3] Existen versiones indicando que Negrín conocía la verdad sobre este suceso y lo encubrió con la versión de la Gestapo. Aunque en lo que su nieta afirma serán sus memorias, Negrín afirma haber sido engañado.
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"Dr. Livingstone, I presume?" (¿El doctor Livingstone, supongo?) Ilustración de 1876 del encuentro entre Stanley y Livingstone
En busca de Livingstone
En el año 1869, en París, el editor del New York Herald, James Gordon Bennett le encargó la búsqueda del explorador y misionero David Livingstone, del que no se tenía noticia desde hacía algunos años, pero antes le encarga que asista como corresponsal a la inauguración del Canal de Suez, para luego ir a Jerusalén, Constantinopla, Crimea, y llegar a la India a través del Cáucaso, Irak y el Éufrates. Tras este periplo Stanley viajó hasta la isla de Zanzibar en 1871 y organizó una expedición para localizar al misionero escocés.
El objetivo de la expedición era la aldea de Udjidji, en el lago Tanganika, donde esperaba localizar a Livingstone, lo encontró, gravemente enfermo, el 10 de de noviembre de 1871, en el momento del encuentro fue cuando pronunció la célebre frase "¿El doctor Livingstone, supongo?". Traba bastante amistad con el médico escocés y juntos exploran la parte norte del lago Tanganika. Al terminar su recorrido, Stanley volvió solo a las costas de Zanzibar, sin que Livingstone, quisiera acompañarlo.
De vuelta a Gran Bretaña, advierte que casi nadie cree lo que cuenta de su encuentro y dudan de la autenticidad de las cartas que presenta, firmadas por Livingstone.
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La expedición del río Congo (1874-1877)
En 1874, el periódico británico Daily Telegraph y el estadounidense New York Herald, financiaron conjuntamente otra expedición al continente africano, una de sus misiones era resolver el último gran misterio de la exploración africana, el seguimiento del curso del río Congo hasta el mar. Partió el 12 de noviembre de 1874, de la isla de Zanzíbar, en el océano Índico y después de 999 días, el 9 de agosto de 1877, Stanley arrivó a Boma un puesto avanzado portugués en la desembocadura atlántica del río Congo. En su viaje alcanzó los lagos Victoria y Tanganica que circunnavegó y siguió hacia el río Lualaba para comprobar si continuaba en el río Nilo, como pensaba Livingstone o hacia el oeste para continuar en el río Congo. En la expedición partieron 356 personas, de las que sólo 114 alcanzaron el final, siendo Stanley el único europeo que lo consiguió.
Rutas seguidas por Stanley en sus viajes africanos. Viaje de 1871-1872 en rojo, Viaje de 1874-1877 en verde y viaje de 1888-1889 en azul.
En 1874, el periódico británico Daily Telegraph y el estadounidense New York Herald, financiaron conjuntamente otra expedición al continente africano, una de sus misiones era resolver el último gran misterio de la exploración africana, el seguimiento del curso del río Congo hasta el mar. Partió el 12 de noviembre de 1874, de la isla de Zanzíbar, en el océano Índico y después de 999 días, el 9 de agosto de 1877, Stanley arrivó a Boma un puesto avanzado portugués en la desembocadura atlántica del río Congo. En su viaje alcanzó los lagos Victoria y Tanganica que circunnavegó y siguió hacia el río Lualaba para comprobar si continuaba en el río Nilo, como pensaba Livingstone o hacia el oeste para continuar en el río Congo. En la expedición partieron 356 personas, de las que sólo 114 alcanzaron el final, siendo Stanley el único europeo que lo consiguió.
Rutas seguidas por Stanley en sus viajes africanos. Viaje de 1871-1872 en rojo, Viaje de 1874-1877 en verde y viaje de 1888-1889 en azul.
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El lago Tanganyika fotografiado desde un satélite. Burton fue el primer europeo que vio el lago.
La exploración de Burton y Speke a los lagos Tanganika y Victoria fue indiscutiblemente su más celebrada exploración, pero lo que siguió fue una amarga y prolongada disputa pública entre los dos hombres que dañó gravemente la reputación de Burton. A juzgar por algunas cartas que se han conservado, parece ser que a Speke no le gustaba Burton y desconfiaba de él incluso antes del comienzo de su segunda expedición juntos.
Hay varias razones por las que se distanciaron. Parece obvio que ambos eran de muy diferente personalidad siendo Speke más acorde a la prevalente moral victoriana de la época. Esto fue sin duda motivo de rivalidad profesional. Algunos biógrafos han sugerido que ciertos amigos de Speke (especialmente Laurence Oliphant) sembraron cizaña entre ellos. También parece que Speke estaba dolido con el papel de líder de la expedición de Burton y reclamaba que ese liderazgo era sólo nominal y que Burton fue prácticamente un inválido durante la segunda parte de la expedición. Hubo problemas con las deudas contraídas por la expedición y que fueron dejadas sin pagar cuando dejaron África. Speke proclamó que Burton era el único responsable de esas deudas. Por último, estaba el asunto de las fuentes del Nilo, tal vez el mayor premio para un explorador de la época. Se sabe ahora que el lago Victoria es una fuente, pero en esa época era un tema controvertido. La expedición de Speke allí se llevó a cabo sin Burton (que estaba incapacitado por varias enfermedades en ese momento) y su topografía de la zona fue, por necesidad, rudimentaria, dejando el asunto sin resolver. Burton (y de hecho muchos exploradores eminentes como Livingstone) eran escépticos acerca de que el lago fuera la verdadera fuente del Nilo.
Después de la expedición, ambos viajaron a Inglaterra por separado. Speke llegó primero a Londres. A pesar de un acuerdo entre ellos por el que darían juntos su primer discurso público, Speke dio una conferencia en la Real Sociedad Geográfica en la que proclamó que su descubrimiento, el lago Victoria, era la fuente del Nilo. Cuando Burton llegó a Londres se encontró con Speke celebrado como un héroe y sintió que su papel quedaba reducido al del compañero enfermo. Más aún, Speke estaba organizando otras expediciones a la región y desde luego no planeaba llevar a Burton.
En los meses que siguieron, Speke intentó constantemente dañar la reputación de Burton, llegando al extremo de proclamar que Burton había intentado envenenarlo durante la expedición. Entretanto, Burton argumentaba contra la declaración de Speke acerca de haber descubierto las fuentes del Nilo diciendo que las evidencias no eran concluyentes y que las mediciones de Speke eran imprecisas. Es notable reseñar que en la expedición de Speke con Grant, aquel hizo firmar a este una declaración diciendo entre otras cosas: «Renuncio a todos mis derechos a publicar... mi propia narración [de la expedición] hasta que sea aprobada por el capitán Speke o la RGS (Royal Geographic Society)».
Speke y Grant llevaron a cabo una segunda expedición para probar que el lago Victoria era la verdadera fuente del Nilo, pero de nuevo los problemas con el topografiado y las mediciones llevaron a que nadie estuviera convencido de que el asunto estuviera resuelto. El 16 de septiembre de 1864 Burton y Speke iban a debatir el asunto de las fuentes del Nilo frente a la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, en la reunión anual de la asociación en Bath. Burton era considerado mejor orador y estudioso y seguramente saldría ganador de tal debate. Sin embargo, el día anterior, Speke murió debido a un disparo de escopeta autoinfligido mientras cazaba en las posesiones de un pariente de las cercanías. No hubo testigos directos del disparo y se ha especulado ampliamente acerca de que hubiera podido cometer suicidio. Sin embargo, el forense declaró que se trataba de un accidente de caza. Burton estaba en el salón de debates para dar su disertación cuando llegaron las noticias de la muerte de Speke y, considerablemente consternado, decidió no dar su discurso.
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Sir Richard Francis Burton (19 de marzo de 1821 – 19 de octubre de 1890), fue un cónsul británico, explorador, traductor y orientalista, nacido en Hertfordshire (Inglaterra). Se hizo famoso por sus exploraciones en Asia y África así como por su extraordinario conocimiento de lenguas y culturas. De acuerdo con un recuento hablaba veintinueve lenguas europeas, asiáticas y africanas.
Vivió en la India durante siete años, donde tuvo ocasión de conocer las costumbres de los pueblos orientales. Completó los mapas de la zona colindante al Mar Rojo por encargo del gobierno británico, interesado en el comercio con la zona. Viajó en solitario para conocer la Meca, para lo que se disfrazó de árabe, proeza sobre la que él mismo escribió en Mi peregrinación a la Meca y Medina. Se le debe la primera traducción integral al inglés de Las mil y una noches y del Kama Sutra, así como una brillante traducción del poema épico y clásico portugués Os Lusiadas de Camoens, al inglés. Junto a John Hanning Speke viajó a África donde descubrió el lago Tanganica. También viajó por los Estados Unidos, donde describió la comunidad mormona en su libro The City of the Saints, y parte de Brasil. Cofundador de la Sociedad Antropológica de Londres junto al Dr. James Hunt. Fue denostado por la puritana sociedad británica de su época por mantener puntos de vista poco ortodoxos sobre la sexualidad femenina y la poligamia así como por haberse casado con una ciudadana católica. Fue cónsul británico en Trieste (Italia), Damasco (Siria) y la isla africana de Fernando Poo. Fue nombrado caballero en 1866.
Juventud y educación (1821-1841).
Burton nació en Torquay (Devon) a las 21:30 del 19 de marzo de 1821 (en su autobiografía, declara erróneamente haber nacido en el hogar familiar de Barham House en Hertfordshire[2] ). Su padre, el capitán Joseph Netterville Burton, fue un oficial del ejército británico de origen irlandés. Su madre, Martha Baker, era una heredera de una familia acomodada de Hertfordshire. Tuvo dos hermanos, Maria Katherine Elizabeth Burton y Edward Joseph Burton.
La familia de Burton viajó bastante durante su infancia. En 1825 se mudaron a Tours, Francia. Durante los siguientes años la familia vivió en Inglaterra, Francia e Italia. La primera educación de Burton la recibió de varios tutores contratados por sus padres. Burton mostró desde muy pronto una gran facilidad para los idiomas y aprendió rápidamente francés, italiano y latín. Se rumoreó que en su juventud tuvo una aventura con una joven gitana (romaní) llegando a aprender los rudimentos de su idioma. Esto puede explicar por qué fue capaz de aprender más tarde el Hindi y otras lenguas indostánicas con una rapidez casi sobrenatural, ya que el romaní está relacionado con esa familia de lenguas. Las idas y venidas de su juventud pueden haber inducido a Burton a considerarse a sí mismo como un extranjero durante buena parte de su vida. Como él mismo decía: «Haz lo que tu hombría te empuje a hacer, no esperes aprobación excepto de ti mismo...»
Burton entró en el Trinity College, Oxford, en el otoño de 1840. A pesar de su inteligencia y de su habilidad, muy pronto se distanció de sus profesores y compañeros. Se dice que durante su primer curso retó a otro estudiante a un duelo después de que este último se burlara de su bigote. Burton continuó satisfaciendo su amor por las lenguas estudiando árabe. También dedicó algún tiempo a aprender cetrería y esgrima. En 1842 participó en una carrera de caballos campo a través (steeplechase, en deliberada violación de las normas de la universidad) y a continuación se atrevió a proponer a las autoridades académicas que se permitiera a los estudiantes acudir a tales eventos. Esperando ser suspendido, esto es expulsado con la posibilidad de ser readmitido, como había sucedido con otros estudiantes menos provocativos que habían asistido a la cacería, Burton fue definitivamente expulsado del Trinity College. En un desprecio final al entorno que había aprendido a despreciar, se dice que Burton arruinó los parterres de flores del colegio con su caballo y su carruaje cuando abandonaba Oxford.
La carrera militar de Burton (1842-1853)
«Bueno para nada, excepto para ser tiroteado por seis peniques al día», Burton se alistó en el ejército de la Compañía de las Indias Orientales. Tenía la esperanza de participar en la primera guerra afgana, pero el conflicto había terminado antes de que llegara a la India. Fue destinado al Décimoctavo de Infantería Nativa de Bombay (con base en Guyarat) bajo el mando del general sir Charles James Napier. Su servicio en India fue accidentado, su continuas criticas y desplantes a una comunidad británica, a su juicio irresponsable en el fondo y frívola en los modos, le valieron una reputación oscura. En sus múltiples escritos critico con dureza la politca colonial Británica así como el modus vivendi de los oficiales de la Compañía: "Que se puede esperar de un imperio sufragado por tenderos"
Durante su estancia se convirtió en fluido hablante de hindi, guyaratí y maratí así como de persa y árabe. Sus estudios de cultura hindú llegaron a tal punto que «... mi profesor hindú me permitió oficialmente vestir el janeu (cordón brahmán)» aunque la verdad de esta afirmación ha sido puesta en duda ya que ello habría requerido largo tiempo de estudio, ayuno y el afeitado parcial de la cabeza. El interés de Burton y su participación activa en las culturas y religiones de la India fue considerada peculiar por algunos de sus camaradas militares que lo acusaron de «volverse nativo» y le llamaron «el negro blanco». Burton mantenía un grupo de monos domesticados con la idea de aprender su lenguaje.[6] También se ganó el apodo de «Dick el rufián» por su «ferocidad demoníaca como luchador y porque había luchado con más enemigos en combate singular que ningún otro hombre de sus tiempos».
Fue designado para participar en la cartografía del Sindh donde aprendió el uso de los instrumentos de medición, conocimiento que le resultaría útil después en su carrera de explorador. En esa época empezó a viajar disfrazado. Adoptó el alias de Mirza Abdullah y a menudo consiguió pasar desapercibido entre los nativos y sus compañeros oficiales que lo confundían con uno de aquellos. Fue a partir de entonces cuando empezó a trabajar como agente para Napier y, aunque los detalles de sus actividades no se conocen, se sabe que participó en una investigación encubierta de un burdel del que se decía que era frecuentado por soldados ingleses y en el que las prostitutas eran jovencitos. Su interés de toda la vida en las distintas prácticas sexuales le llevó a escribir un informe detallado que le habría de causar problemas cuando algunos de los lectores del informe (sobre el que le habían asegurado que se mantendría en secreto) llegaron a creer que el propio Burton había participado en algunas de las prácticas descritas en sus textos.
En marzo de 1849 regresó a Europa de baja por enfermedad. En 1850 escribió su primer libro Goa y las montañas azules, una guía a laa regiones de Goa y de la estación climática de Ooty donde esperaba recuperarse de una enfermedad contraída durante su estancia en Baroda. Viajó a Boulogne para visitar la escuela de esgrima y fue allí donde se encontró por primera vez con su futura esposa Isabel Arundell, una joven católica de buena familia.
Primeras exploraciones y viaje a La Meca (1851-1853)
Movido por su deseo de aventuras, Burton consiguió la aprobación de la Royal Geographical Society para una exploración del área y consiguió la autorización del Consejo de Administración de la Compañía Británica de las Indias Orientales para un permiso indefinido del ejército. El tiempo que pasó en el Sindh le había preparado bien para su Hajj (peregrinación a La Meca y, en este caso Medina) y los siete años en la India le habían familiarizado con las costumbres y el comportamiento de los musulmanes. Fue este viaje, iniciado en 1853 el que hizo famoso a Burton. Lo había planeado cuando viajaba disfrazado entre los musulmanes de Sindh y se había preparado minuciosamente para la tarea con estudio y práctica (incluyendo el hacerse circuncidar para reducir más el riesgo de ser descubierto).
Aunque Burton no fue el primer europeo no musulmán que realizó el hajj (tal honor se debe a Ludovico di Barthema en 1503), su peregrinaje es el más famoso y mejor documentado de su época. Adoptó varios disfraces incluyendo el de «patán» (moderno Pashtun) para justificar cualquier peculiaridad de su habla, pero incluso así tuvo que demostrar una comprensión del intrincado ritual islámico y la familiaridad con las minucias de las maneras y la etiqueta oriental. El viaje de Burton a La Meca resultó bastante accidentado y su caravana fue atacada por bandidos (una experiencia común en la época). Como él mismo escribió: «[Aunque] ni el Corán ni el sultán piden la muerte del judío o cristiano que traspasen las columnas que denotan los límites del santuario, nada puede salvar a un europeo descubierto por el populacho o a uno que tras la peregrinación se ha mostrado a sí mismo como infiel». El peregrinaje le dio derecho al título de Hajji y a llevar un turbante verde. La narración del propio Burton sobre su viaje apareció en The Pilgrimage to Al-Medinah and Meccah (1855).
Exploración de los lagos de África Central(1856-1860)
En 1856 la Real Sociedad geográfica financió otra expedición en la que Burton salió de Zanzíbar para explorar un «mar interior» que se sabía que existía. Su misión era estudiar las tribus locales y averiguar qué exportaciones se podían realizar desde esa región. Se esperaba que la expedición podía llevar al descubrimiento de las fuentes del Nilo aunque ese no era el objetivo explícito. Se le había dicho a Burton que sólo un tonto diría que la expedición buscaba encontrar las fuentes del Nilo porque en tal caso finalizar la expedición sin encontrarlas se consideraría un fracaso pese a cualquier otro descubrimiento.
Antes de salir para África, Burton propuso matrimonio a Isabel Arundell y ambos quedaron comprometidos en secreto. La familia de ella nunca hubiera aceptado el matrimonio puesto que Burton no era católico y no era rico.
Speke le acompaño de nuevo y el 27 de junio de 1857 salieron de la costa oriental de África en dirección oeste en busca del lago o lagos. Fueron grandemente ayudados por el experimentado guía local Sidi Mubarak (también conocido como «Bombay») que estaba familiarizado con algunas de las costumbres y lenguajes de la región. Desde el comienzo el viaje hacia el interior estuvo plagado de problemas tales como la recluta de porteadores de confianza y el robo de materiales y suministros por parte de los desertores de la expedición. Ambos exploradores fueron víctimas de enfermedades tropicales durante el viaje. Speke estuvo cegado durante parte del viaje y sordo de un oído debido a una infección causada por intentos de retirar un escarabajo que se le había introducido en él. Burton fue incapaz de andar durante parte del viaje y tuvo que ser llevado por porteadores.
La expedición llegó al Lago Tanganika en febrero de 1858. Burton quedó asombrado por la vista del inmenso lago, pero Speke, que seguía temporalmente ciego fue incapaz de ver las aguas del lago. Llegados a este punto, buena parte de su equipo de topografía se había perdido, estropeado o sido robado y fueron incapaces de completar la topometría del área tan bien como hubieran deseado. Burton cayó enfermo de nuevo en el viaje de vuelta y Speke continuó explorando sin él, haciendo un viaje al norte y finalmente localizando el gran lago Victoria, o Victoria Nyanza. La falta de suministros e instrumentos adecuados le impidió topografiar la zona, pero quedó convencido, en su fuero interno, que el lago era la tan largamente buscada fuente del Nilo. La descripción del viaje por parte de Burton se da en Las regiones de los lagos del África Ecuatorial (Lake Regions of Equatorial Africa) de 1860. Speke dio su propia narración del viaje en The Journal of the Discovery of the Source of the Nile (1863).
Tanto Burton como Speke estaban en un estado de salud penoso después de su expedición y regresaron a casa por separado. Como era habitual en él, Burton realizó detalladas anotaciones, no sólo de la geografía, sino también de los lenguajes, costumbres y hábitos sexuales de las gentes que se encontró. Aunque fue la última de las grandes expediciones de Burton, sus notas geográficas y culturales fueron de gran valor para subsiguientes expediciones de Speke y James Augustus Grant, Sir Samuel Baker, David Livingstone y Henry Morton Stanley. La expedición de Speke y Grant (1863) empezó de nuevo en la costa oriental cerca de Zanzíbar y fue alrededor del lado occidental del lago Victoria hasta el lago Alberto retornando finalmente en triunfo bajando el Nilo. Sin embargo, de manera crucial, perdieron la pista del curso del río entre el lago Victoria y el lago Alberto. Esto dejó insatisfechos a Burton y a otros acerca de que las fuentes del Nilo hubieran sido identificadas de forma concluyente.
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Respeto mutuo: clave para la convivencia
Durante los últimos meses nos han acompañado las imágenes tremendas de la llegada (o del naufragio y muerte) de numerosas personas procedentes del África subsahariana. Nos es difícil imaginar los motivos que empujan a iniciar esa peligrosa aventura.
Pero no es esa la única cara de la inmigración. A continuación viene el desafío de iniciar una nueva vida en nuestro continente. Lo afrontan también los inmigrantes que entran en Europa de manera legal, por cauces menos peligrosos o desde tierras distintas a las africanas. El reto tiene dificultades adicionales en el caso de los inmigrantes que proceden de países musulmanes, en los que imperan otras culturas. Es obvio que no toda la inmigración que recibe Europa es musulmana; pero nuestro análisis se centra en esta.
Por Juan Portela
Los propios musulmanes inmigrados advierten un contraste que no se refiere sólo a las costumbres: “tenemos distintas visiones del mundo, distintos valores; la gente en Oriente ve las cosas de manera distinta a la gente en Occidente” (Ahmad al Dubayan, director del Centro Cultural Islámico de Londres). Con mayor dramatismo puede experimentarlo quien descubre la fe en Jesucristo; así, Sabatina James, pakistaní convertida en Europa al cristianismo, declara: “Tengo que reconocer que mi historia es realmente difícil de comprender para los europeos. Estoy presa de dos culturas que no son compatibles” (“Del Islam al cristianismo. Mi historia”, Ediciones Palabra 2006).
TENSIONES
A veces, los contrastes afloran con dramatismo, y provocan tensiones. Las proporciones de la reacción inesperada de representantes islámicos, en su mayoría desde fuera de Europa, ante las palabras del Santo Padre en Alemania los ponen de manifiesto.
Quizá no es posible una respuesta definitiva a la pregunta sobre si la raíz del radicalismo está en el mismo Islam. Esta es una cuestión compleja, sobre la que arrojan luz las palabras recientes de George Weigel: “en el espíritu de algunos musulmanes, lo que ellos perciben como la actual decadencia de Europa hace que este sea un momento oportuno para recuperar lo que consideran suyo. No es que todos los musulmanes crean que la conquista del mundo deba tener lugar por medio de una jihad ofensiva: probablemente la mayoría de los musulmanes del mundo no comparten ese punto de vista. Pero si, como me han dicho estudiosos de esta materia, una quinta parte del mundo islámico está profundamente influido por una ideología islamista que enseñan una jihad ofensiva, eso hace 200 millones de personas, y es mucha gente infectada por una enfermedad política que se presenta a sí misma como una convicción religiosa”.
Estas páginas no pretenden explicar las posibles causas de la última crisis o de otras anteriores; ni analizar las relaciones del cristianismo con la religión del Corán; ni formular valoraciones sobre el Islam. Se refieren sólo a la inserción europea de los inmigrantes musulmanes.
RESPETO MUTUO
El punto de partida es un hecho social: es una realidad que las culturas europea e islámica se entrecruzan en la existencia diaria de los musulmanes que viven en Europa, y de los europeos que conviven con ellos. Bien lo saben las autoridades del viejo continente, para quienes el Islam ya no es sólo una cuestión de relaciones internacionales, sino de política interior. Esa realidad pide también un acercamiento al problema desde el punto de vista de la convivencia cotidiana.
En la Santa Sede, el Consejo Pontificio para los emigrantes e itinerantes se ha ocupado recientemente de la presencia de los inmigrantes musulmanes en los países de mayoría cristiana. Lo hizo en el marco de una asamblea dedicada a “Migración e itinerancia desde y hacia los países de mayoría islámica”, cuyo documento final, publicado el pasado mes de junio, da pie a estas líneas.
El respeto mutuo es una de las claves señaladas en la declaración del Consejo. Con la vista puesta en los católicos, señala que “están llamados a ser solidarios y a estar abiertos a compartir con los inmigrados musulmanes, conociendo mejor su cultura y su religión, y testimoniando, al mismo tiempo, los propios valores cristianos también desde la perspectiva de la nueva evangelización, respetuosa -desde luego- de la libertad de conciencia y de religión”. Por su parte, los inmigrantes musulmanes deben “respetar la identidad cultural y religiosa de las sociedades que los acogen”.
Vale la pena detenerse en la primera de estas recomendaciones.
CONOCER LAS DIFERENCIAS
No siempre es fácil de cumplir la invitación a conocer mejor la cultura y religión de los musulmanes europeos. Un (parcial) desconocimiento nos dificulta ir más allá de una consideración global del Islam. Pero no podemos obviar las importantes diferencias y matices que hay entre ellos: porque “el Islam” no es una realidad monolítica.
Aunque todos los musulmanes se sienten parte de una misma comunidad materna (umma), los inmigrantes proceden de contextos culturales y nacionales diversos. La relación colonial previa con determinados países europeos explica, en gran parte, su distribución actual en Europa: en Francia predominan los argelinos, marroquíes y tunecinos; en el Reino Unido los paquistaníes y egipcios, etc. Otras diferencias son económicas, de formación cultural y de ocupación profesional.
Además, el Islam europeo no sólo está integrado por inmigrantes propiamente dichos, sino que existen: un “islam nacionalizado” (estudiantes y trabajadores que adquirieron una nacionalidad europea ya desde los años 60); un “islam de las embajadas”, fruto de las inversiones en grandes mezquitas o de las subvenciones de ciertos países (Arabia Saudí, Egipto, Emiratos árabes, Marruecos y Libia); y un “islam converso”, formado por los europeos convertidos a la fe islámica (unos 15.000-20.000 franceses, 6.000 ingleses, 5.000 alemanes o alrededor de 2.000 españoles). Evidentemente, estos últimos tienen más capacidad de diálogo con la sociedad civil y las autoridades públicas.
PRÁCTICA RELIGIOSA
Desde el punto de vista religioso, en Europa se reproducen las tendencias habituales en los lugares de origen: sunita y chiíta, así como otras derivadas de la vinculación con países o regímenes políticos (wahabismo de Arabia Saudí, Hermanos Musulmanes con raíces en Egipto o en Siria). Son también variadas las escuelas coránicas y tendencias espirituales (como el sufismo).
Dado que el Islam considera la vida religiosa una práctica comunitaria, está condicionada por el contexto particular en que se desarrolla. En el ambiente europeo, la práctica religiosa de los musulmanes se concreta en actitudes diversas.
La mayoría vive pacíficamente su religión y cumple los preceptos coránicos básicos. Eso sí, parece que en Europa tienden a una cierta secularización (por ejemplo, en Alemania sólo el 25% declara respetar las prescripciones coránicas; y en Italia, se estima en el 5 % el porcentaje de los que practican su religión). Conviene puntualizar que los musulmanes que acuden a las mezquitas también son una minoría en los países islámicos.
No hay muchos musulmanes de mentalidad antirreligiosa; ni son numerosos los que practican su religión de modo estricto, aunque ejerzan gran influencia en las comunidades musulmanas. Éstos observan fielmente las prescripciones del Corán y de la tradición del Profeta (los hadiths o dichos que componen la Sunna), y mantienen una cierta separación de la sociedad occidental.
Sólo algunos cultivan en Europa lo que suele llamarse “radicalismo”: considerar su presencia en el continente como una ocasión para islamizarla y para potenciar la práctica islámica entre los mismos musulmanes. Destaca el movimiento denominado Fe y Práctica, inspirado por la institución Jama´at al-Tabligh, que recibe ayuda de la Organización de la Conferencia Islámica, con sede en Arabia Saudí.
Sobre todo, son jóvenes alejados de la religión en su país de origen los que en Europa se acerca a ella en una versión combativa. El cambio suele producirse en un grupo de amigos, en un barrio habitado por inmigrantes, en un campus universitario o en la cárcel. Lo sorprendente es que, en apariencia, estaban bien integrados en su entorno. Parece que, “sin lugar a dudas, la más perfecta compañera de viaje del islamismo radical sigue siendo la marginación social” (Jiménez-Aybar). Lo confirmaría la extracción social de algunos activistas detenidos en ciertos países europeos.
CUÁNTOS SON
No se puede saber con exactitud cuántos musulmanes hay en Europa. No es posible acudir a datos oficiales sobre creencias religiosas: muchos Estados europeos no los recogen por respeto a la libertad religiosa individual.
Además, la inmigración fluctúa, y el número de inmigrantes ilegales únicamente puede ser estimado. En España, durante el proceso extraordinario de regulación de 2005 afloraron más de 500.000 inmigrantes, de religión no precisada. Por otro lado, al cuantificar las personas que profesan una fe religiosa, es equívoco identificarlas con las que proceden de un país determinado, aunque eso sirva como aproximación.
En todo caso, en Europa se calculan aproximadamente 14 millones de musulmanes, la mayoría varones. Son aproximadamente dos tercios de la cantidad total de inmigrantes.
VIDA PRÁCTICA
La llegada de inmigrantes está cambiando la sociedad europea. No se trata sólo de una aportación económica o de una cuestión de espacio. Sobre todo, los europeos se encuentran ante el reto de encontrar un modus vivendi que, sin alterar su propio carácter e identidad, desarrolle una nueva sensibilidad hacia lo musulmán. Es de esperar que los acontecimientos que viene tensando la opinión pública sean sólo episodios ocasionales, y no impidan el conveniente equilibrio.
La vida práctica de vecindad o relación laboral ofrece gran variedad de experiencias personales. El italiano Luigi Accattoli ha publicado un libro llamado “Islam, historias italianas de buena convivencia”. Tampoco faltan las experiencias negativas, o los datos que parecen alimentar la desconfianza.
La clave está, en opinión de Daniel Madigan SJ, consultor del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, en la convivencia diaria: “en la sonrisa, en un gesto de bienvenida, en la mano que ayuda, en una palabra amable, en el servicio sencillo”. Parece claro que la mayoría de los musulmanes europeos no pretende destruir nuestra civilización. En cambio, dice Jiménez-Aybar, “el principal obstáculo para la práctica de la religión islámica no es el catolicismo, sino el laicismo beligerante que cada vez con más fuerza impregna el espacio público. Por ejemplo, no es casualidad que los colegios que más y mejor respetan cuestiones como la alimentación halal o los ritos y festividades islámicas sean los concertados católicos”.
PROBLEMAS Y OPORTUNIDADES
Son inevitables ajustes y tensiones, en los que el viejo continente debe definir sus objetivos.
La cuestión del futuro demográfico europeo se sitúa en primer lugar. Desciende la población originariamente europea y aumentan los inmigrantes. En España, los mayores de 65 años suponen el 21,2 % de la población; en 2025 serán el 31 %. Mientras la población de los países de la ribera norte del Mediterráneo ha pasado de 158 millones a 212 en 50 años, la población de la orilla sur ha crecido de 73 a 244 millones; por tanto, hay una presión demográfica hacia el norte.
George Weigel subraya The Catholic World Report que “en la naturaleza, los vacíos tiende a ser rellenados, y eso es cierto también para los vacíos demográficos”, y Alberto Carosa escribe: “si continúa esta tendencia, la conclusión inevitable es que resulta muy probable una integración a la inversa: más que hacerse europeos los musulmanes, Europa se islamizará. Y además, ¿hasta qué punto están preparados estos inmigrantes musulmanes para integrarse en sus nuevas sociedades occidentales? Y, más específicamente, ¿integrarse en qué?”
Otro reto de difícil solución procede del terrorismo de inspiración islamista. Los atentados de Londres y los sucesos de Francia y de otros lugares han mostrado que existe un radicalismo latente entre algunos musulmanes que parecían integrados. Aquí surge la pregunta, antes aludida, sobre las causas del radicalismo.
Con referencia a la específica situación europea y a los brotes de radicalismo, Olivier Roy, Director de Investigación en el Centro Nacional francés de Investigación Científica, mantiene que “estamos más ante un proceso de radicalización interna de Europa que ante la importación europea de conflictos de Oriente Medio […] La cuestión fundamental no es ya la inmigración (que está ahí), sino la reconstrucción del islam (o, mejor dicho, varios islam) en un contexto de occidentalización y desarraigo cultural”.
Añade: “En la práctica, los dos modelos de gestión que han dominado Europa con respecto a la cuestión de la inmigración durante los últimos 30 años están en crisis: el modelo multiculturalista de los países del Norte, porque está basado en la idea de la perennidad de las culturas –cuando lo cierto es que están en situación crítica–, y el modelo francés, porque, hasta hace poco, ha pretendido ignorar la permanencia e incluso el fortalecimiento de la identidad religiosa. Y lo cierto es que la nueva generación se caracteriza por la búsqueda de esa identidad”.
OCCIDENTE CRISTIANO
No hay que olvidar que, para los cristianos europeos, la presencia musulmana supone para la oportunidad de redescubrirse a sí mismo como fe, y no sólo como cultura. En un pasaje del documento de junio citado, del Consejo Pontificio para los emigrantes, se alude a la conveniencia de “distinguir entre occidente y cristianismo, puesto que con frecuencia los valores cristianos ya no inspiran actitudes, posturas o acciones (también en relación con la opinión pública) en el llamado mundo occidental”.
De cara a la acogida de inmigrantes, la actitud de los europeos creyentes debe, como los demás campos de su actividad, inspirarse en la luz del Evangelio. De esa manera, les será posible testimoniar “los propios valores cristianos también desde la perspectiva de la nueva evangelización”, dentro del respeto a la libertad de conciencia y de religión. Así lo subraya el mismo documento.
Número de musulmanes en Europa
Datos aproximados de la población musulmana en Europa (en millones de personas. Cifras publicados por ABC el 3 de febrero de 2006):
Francia 5.98
Alemania 3.06
Reino Unido 1.48
Italia 1.37
Holanda 0.87
España 0.50
Bélgica 0.37
Suecia 0.28
Suiza 0.23
Austria 0.18
Grecia 0.17
Dinamarca 0.16
Portugal 0.05
Noruega 0.05
Finlandia 0.01
Irlanda 0.00
Modelos y políticas. Multiculturalismo, asimilación, integración
Las políticas adoptadas por los Estados europeos respecto de los inmigrantes musulmanes no obedecen a un patrón único. Los expertos suelen contraponer la tendencia “asimilacionista” de Francia y el “multiculturalismo” de los Países Bajos y el Reino Unido.
Pero conceptos como “multiculturalismo” o “asimilación” son etiquetas clasificatorias, que no están definidas previamente, aunque pueden identificarse en la postura ante el uso del velo, la autorización de los cementerios y fiestas específicamente islámicas, etc. Los esquemas evolucionan ante los acontecimientos, y no hay que quedar anclados en las palabras. Francia rectifica algunas medidas que caracterizaban su modelo; Alemania tiende a introducir criterios cualitativos de selección y a requerir una cierta identificación con los valores básicos de la sociedad de acogida.
El historiador Stanley G. Payne considera que “es dudoso que haya habido jamás una sociedad “multicultural”, que es casi una contradicción en los términos. Ha habido muchas sociedades imperiales multiétnicas con varias culturas o religiones segmentadas, pero eso es otra cosa. Siempre una fue dominante, con las otras toleradas en varios grados. Una sociedad verdaderamente multicultural no sería una sociedad, sino varias, y no podría integrar un país unido”. Por eso es muy cuestionable la decisión del Estado canadiense de Ontario, que ha aceptado la aplicación de la sharia para los ciudadanos musulmanes.
Desde un punto de vista sociológico (y no de los modelos políticos), las categorías en juego serían tres: presencia flotante (con vínculos superficiales con la sociedad de acogida), asimilación (se desarrollan vínculos profundos) e integración: arraigo en la sociedad de acogida manteniendo un cierto carácter propio (J. Morales). Esta sería la integración que desean muchos inmigrantes islámicos. Su grado efectivo difiere en función del juego recíproco de tres instancias principales de socialización: la familia, la escuela y la calle.
La Iglesia acoge
La institución más acogedora hacia los inmigrantes musulmanes ha sido y es en Europa la Iglesia Católica y, con ella, las restantes comunidades cristianas. Hospes eram et collegistis me: era forastero y me acogisteis”. Lo confirma un gran número de iniciativas, y la dedicación altruista de muchas personas.
El Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) y la Conferencia de Iglesias Europeas (KEK) publicaron en diciembre de 2003 un documento sobre el encuentro de las sociedades europeas con los musulmanes. Por su parte, la Conferencia Episcopal Alemana ha publicado varios documentos en los que recoge la experiencia de varios decenios de convivencia en el país con inmigrantes islámicos (turcos en su gran mayoría); el documento titulado “Cristianos y musulmanes en Alemania” (2003), constituye una referencia.
En varias ocasiones se ha aludido a la posibilidad de una prudente actividad evangelizadora respecto a los seguidores del Islam. A algunas se alude en el cuerpo del artículo. Con claridad lo planteó el entonces secretario de la Conferencia Episcopal y hoy cardenal Mons. Ennio Antonelli en 2000: “se trata de una propuesta respetuosa que se dirige a su libertad, si bien somos conscientes de las grandes dificultades que encuentran para su conversión. Pero es obligación nuestra decirles que Jesucristo es el Salvador único de todos los hombres”.
Durante los últimos meses nos han acompañado las imágenes tremendas de la llegada (o del naufragio y muerte) de numerosas personas procedentes del África subsahariana. Nos es difícil imaginar los motivos que empujan a iniciar esa peligrosa aventura.
Pero no es esa la única cara de la inmigración. A continuación viene el desafío de iniciar una nueva vida en nuestro continente. Lo afrontan también los inmigrantes que entran en Europa de manera legal, por cauces menos peligrosos o desde tierras distintas a las africanas. El reto tiene dificultades adicionales en el caso de los inmigrantes que proceden de países musulmanes, en los que imperan otras culturas. Es obvio que no toda la inmigración que recibe Europa es musulmana; pero nuestro análisis se centra en esta.
Por Juan Portela
Los propios musulmanes inmigrados advierten un contraste que no se refiere sólo a las costumbres: “tenemos distintas visiones del mundo, distintos valores; la gente en Oriente ve las cosas de manera distinta a la gente en Occidente” (Ahmad al Dubayan, director del Centro Cultural Islámico de Londres). Con mayor dramatismo puede experimentarlo quien descubre la fe en Jesucristo; así, Sabatina James, pakistaní convertida en Europa al cristianismo, declara: “Tengo que reconocer que mi historia es realmente difícil de comprender para los europeos. Estoy presa de dos culturas que no son compatibles” (“Del Islam al cristianismo. Mi historia”, Ediciones Palabra 2006).
TENSIONES
A veces, los contrastes afloran con dramatismo, y provocan tensiones. Las proporciones de la reacción inesperada de representantes islámicos, en su mayoría desde fuera de Europa, ante las palabras del Santo Padre en Alemania los ponen de manifiesto.
Quizá no es posible una respuesta definitiva a la pregunta sobre si la raíz del radicalismo está en el mismo Islam. Esta es una cuestión compleja, sobre la que arrojan luz las palabras recientes de George Weigel: “en el espíritu de algunos musulmanes, lo que ellos perciben como la actual decadencia de Europa hace que este sea un momento oportuno para recuperar lo que consideran suyo. No es que todos los musulmanes crean que la conquista del mundo deba tener lugar por medio de una jihad ofensiva: probablemente la mayoría de los musulmanes del mundo no comparten ese punto de vista. Pero si, como me han dicho estudiosos de esta materia, una quinta parte del mundo islámico está profundamente influido por una ideología islamista que enseñan una jihad ofensiva, eso hace 200 millones de personas, y es mucha gente infectada por una enfermedad política que se presenta a sí misma como una convicción religiosa”.
Estas páginas no pretenden explicar las posibles causas de la última crisis o de otras anteriores; ni analizar las relaciones del cristianismo con la religión del Corán; ni formular valoraciones sobre el Islam. Se refieren sólo a la inserción europea de los inmigrantes musulmanes.
RESPETO MUTUO
El punto de partida es un hecho social: es una realidad que las culturas europea e islámica se entrecruzan en la existencia diaria de los musulmanes que viven en Europa, y de los europeos que conviven con ellos. Bien lo saben las autoridades del viejo continente, para quienes el Islam ya no es sólo una cuestión de relaciones internacionales, sino de política interior. Esa realidad pide también un acercamiento al problema desde el punto de vista de la convivencia cotidiana.
En la Santa Sede, el Consejo Pontificio para los emigrantes e itinerantes se ha ocupado recientemente de la presencia de los inmigrantes musulmanes en los países de mayoría cristiana. Lo hizo en el marco de una asamblea dedicada a “Migración e itinerancia desde y hacia los países de mayoría islámica”, cuyo documento final, publicado el pasado mes de junio, da pie a estas líneas.
El respeto mutuo es una de las claves señaladas en la declaración del Consejo. Con la vista puesta en los católicos, señala que “están llamados a ser solidarios y a estar abiertos a compartir con los inmigrados musulmanes, conociendo mejor su cultura y su religión, y testimoniando, al mismo tiempo, los propios valores cristianos también desde la perspectiva de la nueva evangelización, respetuosa -desde luego- de la libertad de conciencia y de religión”. Por su parte, los inmigrantes musulmanes deben “respetar la identidad cultural y religiosa de las sociedades que los acogen”.
Vale la pena detenerse en la primera de estas recomendaciones.
CONOCER LAS DIFERENCIAS
No siempre es fácil de cumplir la invitación a conocer mejor la cultura y religión de los musulmanes europeos. Un (parcial) desconocimiento nos dificulta ir más allá de una consideración global del Islam. Pero no podemos obviar las importantes diferencias y matices que hay entre ellos: porque “el Islam” no es una realidad monolítica.
Aunque todos los musulmanes se sienten parte de una misma comunidad materna (umma), los inmigrantes proceden de contextos culturales y nacionales diversos. La relación colonial previa con determinados países europeos explica, en gran parte, su distribución actual en Europa: en Francia predominan los argelinos, marroquíes y tunecinos; en el Reino Unido los paquistaníes y egipcios, etc. Otras diferencias son económicas, de formación cultural y de ocupación profesional.
Además, el Islam europeo no sólo está integrado por inmigrantes propiamente dichos, sino que existen: un “islam nacionalizado” (estudiantes y trabajadores que adquirieron una nacionalidad europea ya desde los años 60); un “islam de las embajadas”, fruto de las inversiones en grandes mezquitas o de las subvenciones de ciertos países (Arabia Saudí, Egipto, Emiratos árabes, Marruecos y Libia); y un “islam converso”, formado por los europeos convertidos a la fe islámica (unos 15.000-20.000 franceses, 6.000 ingleses, 5.000 alemanes o alrededor de 2.000 españoles). Evidentemente, estos últimos tienen más capacidad de diálogo con la sociedad civil y las autoridades públicas.
PRÁCTICA RELIGIOSA
Desde el punto de vista religioso, en Europa se reproducen las tendencias habituales en los lugares de origen: sunita y chiíta, así como otras derivadas de la vinculación con países o regímenes políticos (wahabismo de Arabia Saudí, Hermanos Musulmanes con raíces en Egipto o en Siria). Son también variadas las escuelas coránicas y tendencias espirituales (como el sufismo).
Dado que el Islam considera la vida religiosa una práctica comunitaria, está condicionada por el contexto particular en que se desarrolla. En el ambiente europeo, la práctica religiosa de los musulmanes se concreta en actitudes diversas.
La mayoría vive pacíficamente su religión y cumple los preceptos coránicos básicos. Eso sí, parece que en Europa tienden a una cierta secularización (por ejemplo, en Alemania sólo el 25% declara respetar las prescripciones coránicas; y en Italia, se estima en el 5 % el porcentaje de los que practican su religión). Conviene puntualizar que los musulmanes que acuden a las mezquitas también son una minoría en los países islámicos.
No hay muchos musulmanes de mentalidad antirreligiosa; ni son numerosos los que practican su religión de modo estricto, aunque ejerzan gran influencia en las comunidades musulmanas. Éstos observan fielmente las prescripciones del Corán y de la tradición del Profeta (los hadiths o dichos que componen la Sunna), y mantienen una cierta separación de la sociedad occidental.
Sólo algunos cultivan en Europa lo que suele llamarse “radicalismo”: considerar su presencia en el continente como una ocasión para islamizarla y para potenciar la práctica islámica entre los mismos musulmanes. Destaca el movimiento denominado Fe y Práctica, inspirado por la institución Jama´at al-Tabligh, que recibe ayuda de la Organización de la Conferencia Islámica, con sede en Arabia Saudí.
Sobre todo, son jóvenes alejados de la religión en su país de origen los que en Europa se acerca a ella en una versión combativa. El cambio suele producirse en un grupo de amigos, en un barrio habitado por inmigrantes, en un campus universitario o en la cárcel. Lo sorprendente es que, en apariencia, estaban bien integrados en su entorno. Parece que, “sin lugar a dudas, la más perfecta compañera de viaje del islamismo radical sigue siendo la marginación social” (Jiménez-Aybar). Lo confirmaría la extracción social de algunos activistas detenidos en ciertos países europeos.
CUÁNTOS SON
No se puede saber con exactitud cuántos musulmanes hay en Europa. No es posible acudir a datos oficiales sobre creencias religiosas: muchos Estados europeos no los recogen por respeto a la libertad religiosa individual.
Además, la inmigración fluctúa, y el número de inmigrantes ilegales únicamente puede ser estimado. En España, durante el proceso extraordinario de regulación de 2005 afloraron más de 500.000 inmigrantes, de religión no precisada. Por otro lado, al cuantificar las personas que profesan una fe religiosa, es equívoco identificarlas con las que proceden de un país determinado, aunque eso sirva como aproximación.
En todo caso, en Europa se calculan aproximadamente 14 millones de musulmanes, la mayoría varones. Son aproximadamente dos tercios de la cantidad total de inmigrantes.
VIDA PRÁCTICA
La llegada de inmigrantes está cambiando la sociedad europea. No se trata sólo de una aportación económica o de una cuestión de espacio. Sobre todo, los europeos se encuentran ante el reto de encontrar un modus vivendi que, sin alterar su propio carácter e identidad, desarrolle una nueva sensibilidad hacia lo musulmán. Es de esperar que los acontecimientos que viene tensando la opinión pública sean sólo episodios ocasionales, y no impidan el conveniente equilibrio.
La vida práctica de vecindad o relación laboral ofrece gran variedad de experiencias personales. El italiano Luigi Accattoli ha publicado un libro llamado “Islam, historias italianas de buena convivencia”. Tampoco faltan las experiencias negativas, o los datos que parecen alimentar la desconfianza.
La clave está, en opinión de Daniel Madigan SJ, consultor del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, en la convivencia diaria: “en la sonrisa, en un gesto de bienvenida, en la mano que ayuda, en una palabra amable, en el servicio sencillo”. Parece claro que la mayoría de los musulmanes europeos no pretende destruir nuestra civilización. En cambio, dice Jiménez-Aybar, “el principal obstáculo para la práctica de la religión islámica no es el catolicismo, sino el laicismo beligerante que cada vez con más fuerza impregna el espacio público. Por ejemplo, no es casualidad que los colegios que más y mejor respetan cuestiones como la alimentación halal o los ritos y festividades islámicas sean los concertados católicos”.
PROBLEMAS Y OPORTUNIDADES
Son inevitables ajustes y tensiones, en los que el viejo continente debe definir sus objetivos.
La cuestión del futuro demográfico europeo se sitúa en primer lugar. Desciende la población originariamente europea y aumentan los inmigrantes. En España, los mayores de 65 años suponen el 21,2 % de la población; en 2025 serán el 31 %. Mientras la población de los países de la ribera norte del Mediterráneo ha pasado de 158 millones a 212 en 50 años, la población de la orilla sur ha crecido de 73 a 244 millones; por tanto, hay una presión demográfica hacia el norte.
George Weigel subraya The Catholic World Report que “en la naturaleza, los vacíos tiende a ser rellenados, y eso es cierto también para los vacíos demográficos”, y Alberto Carosa escribe: “si continúa esta tendencia, la conclusión inevitable es que resulta muy probable una integración a la inversa: más que hacerse europeos los musulmanes, Europa se islamizará. Y además, ¿hasta qué punto están preparados estos inmigrantes musulmanes para integrarse en sus nuevas sociedades occidentales? Y, más específicamente, ¿integrarse en qué?”
Otro reto de difícil solución procede del terrorismo de inspiración islamista. Los atentados de Londres y los sucesos de Francia y de otros lugares han mostrado que existe un radicalismo latente entre algunos musulmanes que parecían integrados. Aquí surge la pregunta, antes aludida, sobre las causas del radicalismo.
Con referencia a la específica situación europea y a los brotes de radicalismo, Olivier Roy, Director de Investigación en el Centro Nacional francés de Investigación Científica, mantiene que “estamos más ante un proceso de radicalización interna de Europa que ante la importación europea de conflictos de Oriente Medio […] La cuestión fundamental no es ya la inmigración (que está ahí), sino la reconstrucción del islam (o, mejor dicho, varios islam) en un contexto de occidentalización y desarraigo cultural”.
Añade: “En la práctica, los dos modelos de gestión que han dominado Europa con respecto a la cuestión de la inmigración durante los últimos 30 años están en crisis: el modelo multiculturalista de los países del Norte, porque está basado en la idea de la perennidad de las culturas –cuando lo cierto es que están en situación crítica–, y el modelo francés, porque, hasta hace poco, ha pretendido ignorar la permanencia e incluso el fortalecimiento de la identidad religiosa. Y lo cierto es que la nueva generación se caracteriza por la búsqueda de esa identidad”.
OCCIDENTE CRISTIANO
No hay que olvidar que, para los cristianos europeos, la presencia musulmana supone para la oportunidad de redescubrirse a sí mismo como fe, y no sólo como cultura. En un pasaje del documento de junio citado, del Consejo Pontificio para los emigrantes, se alude a la conveniencia de “distinguir entre occidente y cristianismo, puesto que con frecuencia los valores cristianos ya no inspiran actitudes, posturas o acciones (también en relación con la opinión pública) en el llamado mundo occidental”.
De cara a la acogida de inmigrantes, la actitud de los europeos creyentes debe, como los demás campos de su actividad, inspirarse en la luz del Evangelio. De esa manera, les será posible testimoniar “los propios valores cristianos también desde la perspectiva de la nueva evangelización”, dentro del respeto a la libertad de conciencia y de religión. Así lo subraya el mismo documento.
Número de musulmanes en Europa
Datos aproximados de la población musulmana en Europa (en millones de personas. Cifras publicados por ABC el 3 de febrero de 2006):
Francia 5.98
Alemania 3.06
Reino Unido 1.48
Italia 1.37
Holanda 0.87
España 0.50
Bélgica 0.37
Suecia 0.28
Suiza 0.23
Austria 0.18
Grecia 0.17
Dinamarca 0.16
Portugal 0.05
Noruega 0.05
Finlandia 0.01
Irlanda 0.00
Modelos y políticas. Multiculturalismo, asimilación, integración
Las políticas adoptadas por los Estados europeos respecto de los inmigrantes musulmanes no obedecen a un patrón único. Los expertos suelen contraponer la tendencia “asimilacionista” de Francia y el “multiculturalismo” de los Países Bajos y el Reino Unido.
Pero conceptos como “multiculturalismo” o “asimilación” son etiquetas clasificatorias, que no están definidas previamente, aunque pueden identificarse en la postura ante el uso del velo, la autorización de los cementerios y fiestas específicamente islámicas, etc. Los esquemas evolucionan ante los acontecimientos, y no hay que quedar anclados en las palabras. Francia rectifica algunas medidas que caracterizaban su modelo; Alemania tiende a introducir criterios cualitativos de selección y a requerir una cierta identificación con los valores básicos de la sociedad de acogida.
El historiador Stanley G. Payne considera que “es dudoso que haya habido jamás una sociedad “multicultural”, que es casi una contradicción en los términos. Ha habido muchas sociedades imperiales multiétnicas con varias culturas o religiones segmentadas, pero eso es otra cosa. Siempre una fue dominante, con las otras toleradas en varios grados. Una sociedad verdaderamente multicultural no sería una sociedad, sino varias, y no podría integrar un país unido”. Por eso es muy cuestionable la decisión del Estado canadiense de Ontario, que ha aceptado la aplicación de la sharia para los ciudadanos musulmanes.
Desde un punto de vista sociológico (y no de los modelos políticos), las categorías en juego serían tres: presencia flotante (con vínculos superficiales con la sociedad de acogida), asimilación (se desarrollan vínculos profundos) e integración: arraigo en la sociedad de acogida manteniendo un cierto carácter propio (J. Morales). Esta sería la integración que desean muchos inmigrantes islámicos. Su grado efectivo difiere en función del juego recíproco de tres instancias principales de socialización: la familia, la escuela y la calle.
La Iglesia acoge
La institución más acogedora hacia los inmigrantes musulmanes ha sido y es en Europa la Iglesia Católica y, con ella, las restantes comunidades cristianas. Hospes eram et collegistis me: era forastero y me acogisteis”. Lo confirma un gran número de iniciativas, y la dedicación altruista de muchas personas.
El Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) y la Conferencia de Iglesias Europeas (KEK) publicaron en diciembre de 2003 un documento sobre el encuentro de las sociedades europeas con los musulmanes. Por su parte, la Conferencia Episcopal Alemana ha publicado varios documentos en los que recoge la experiencia de varios decenios de convivencia en el país con inmigrantes islámicos (turcos en su gran mayoría); el documento titulado “Cristianos y musulmanes en Alemania” (2003), constituye una referencia.
En varias ocasiones se ha aludido a la posibilidad de una prudente actividad evangelizadora respecto a los seguidores del Islam. A algunas se alude en el cuerpo del artículo. Con claridad lo planteó el entonces secretario de la Conferencia Episcopal y hoy cardenal Mons. Ennio Antonelli en 2000: “se trata de una propuesta respetuosa que se dirige a su libertad, si bien somos conscientes de las grandes dificultades que encuentran para su conversión. Pero es obligación nuestra decirles que Jesucristo es el Salvador único de todos los hombres”.
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San Francisco Javier, lienzo de Juan Manuel de Silva, ermita de La Concepción. En la esquina, el mártir Jose de Arce y Rojas.
- Los Jesuitas en La Palma
Desde el año 1566, el Iltmo. Sr. Obispo de esta Diócesis don Bartolomé de Torres había traído consigo a los primeros padres de la Compañía de Jesús, solicitados a San Francisco de Borja, en ese momento General de la Orden, quienes "principiaron dichos Padres á hacer en las islas Canarias una verdadera revolucion religiosa".
Prácticamente todos los pueblos del Archipiélago les pedían que se asentaran en sus municipios para así poder fundar Casas en estas islas. Tanto es así que incluso las clases más acomodadas les ofrecieron su protección y legaron en su favor grandes cantidades de dinero para que "procurasen dicha fundacion".
Consecuentes con su lema "ad majoren Dei gloriam", se esforzaron por levantar el espíritu religioso de los pueblos, así en sagrada cátedra como en el confesionario, dedicándose también a la instrucción de los fieles por medio de la doctrina y de otros ejercicios espirituales. Tal fue así que los Cabildos de La Palma y de Tenerife, comprobando los eminentes servicios que los religiosos prestaban a la causa del cristianismo y a la instrucción popular, solicitaron a los poderes públicos el establecimiento en Canarias de un Colegio dirigido por tan sabia institución.
Sin embargo, tras la muerte del Obispo Torres en 1568, los Padres Jesuitas regresaron a la Península sin haber hecho fundación alguna en las Islas, "con mucho pesar de sus habitantes".
En 1570, con el cruel tormento al que fueron sometidos los "Beatos Mártires de Tazacorte" a manos de los piratas hugonotes, el Padre Ignacio de Acebedo y su grupo de 39 jesuitas misioneros "á la vista del puerto de Tazacorte en esta isla de La Palma (...) vino a hacerlos - a los jesuitas - más célebres y deseados".
Ya en el año 1613 volvieron a Canarias dos jesuitas que causaron gran admiración y entusiasmo con su predicación. Nuevamente se les propuso fundar la Casa, pero no pudo ser posible a causa "de las contradicciones de las órdenes religiosas anteriormente establecidas". Sucedió lo mismo con las visitas de los jesuitas en los años 1631 y 1660. También encontraron oposición en los dominicos y franciscanos, a pesar del entusiasmo con el que el Cabildo secular y los vecinos pedían su establecimiento.
El padre jesuita Luis de Anchieta, natural de La Laguna, finalmente obtuvo las licencias necesarias para fundar "su casa ó colegio en la villa de La Orotava". Una de las causas que se barajaron fue el que don Juan de Llarena y Cabrera otorgase su testamento a favor de la Compañía de Jesús. El religioso había escrito una obra histórica titulada "Excelencias de las islas Canarias", publicada en 1679 con el nombre de D. Cristóbal Pérez del Cristo. Falleció en Las Palmas en 1685 a la temprana edad de 37 años.
En 1722 llegaron dos Padres Jesuitas "Alonzo" Cadenas y Félix de Urruela que, con su verborrea nuevamente despertaron el deseo ciudadano de que la Compañía se asentase en la capital, máxime teniendo "Casa é Iglesia", que a favor de la misma había legado el difunto Sr. Don Luis de Arce. Tampoco fue posible, por lo que los jesuitas "no se cuidaron mas que de la predicacion siguiendo su destino á Tenerife, y la fundacion de los Jesuitas no llego á tener efecto en la isla de La Palma".
- LA HISTORIA FAMILIAR
El patriarca de la familia, el Alférez don José de Arce y Rojas se había asentado en La Palma, procedente de Garachico, en 1640, para establecer un comercio de mercería. Natural de Angra, en la isla de Terceira (Azores), llegó a ser Regidor Perpetuo del Cabildo "con facultad de vincularlo y trasmitirlo á sus descendientes", título otorgado por el Rey Don Felipe IV el 7 de junio de 1659.
Celebró enlace en la capital de La Palma el 17 de mayo de 1644, con la distinguida dama doña María González de Lima, hija de don Juan González de Lima y doña María González. El matrimonio tuvo tres hijos: don Juan (nacido en 1646, y según el alcalde constitucional Lorenzo Rodríguez "cuyos primeros sueños fueron arrullados por las espantosas detonaciones del primero de los volcanes de Fuencaliente y por terribles sacudimientos ó temblores de tierra..." ), y don José y don Luis de Arce y Rojas, nacidos respectivamente en 1651 y en 1659.
Los Regidores Perpetuos de La Palma, encabezados por don Andrés Lorenzo Salgado, se atrevieron a desoír las órdenes del Rey, negándose a darle la posesión. Su argumento se basaba en que "su cualidad de extranjero no era noble y que su ocupacion ordinaria era el comercio".
Por supuesto, don José de Arce, se dirigió nuevamente a Su Majestad adjuntando a su carta todos sus títulos nobiliarios. La Real Cédula no se hizo esperar, y la orden fue lógicamente acatada de inmediato por el Cabildo.
No sólo desempeñó finalmente el puesto de Regidor Perpetuo del antiguo Ayuntamiento de esta isla, sino también los empleos de Alférez, Veedor y Contador de la gente de guerra, Capitán y Sargento Mayor de las Milicias insulares, "que eran muy pocos los que los obtenían". También Veedor de las materias de contrabando.
Había mandado traer a Santa Cruz de La Palma una imagen del Glorioso San Francisco Javier, Apóstol de Las Indias, "como lo eran sus hijos". Una vez recibida, fue entronizada en una "Ermita junto á las casas de su habitación", Santuario que había mandado edificar en la Calle Real del Puerto de la capital palmera. Actualmente la bella efigie se venera en el templo del ex convento dominico de San Miguel de Las Victorias, actual iglesia de Santo Domingo de esa ciudad.
Es tradición, sin embargo, que la escultura del santo había sido un regalo de los hermanos Jesuitas a sus padres.
Había obtenido la licencia para iniciar la obra de la ermita el 17 de enero de 1672, de manos del Ilmo Sr. Obispo don Bartolomé García Jiménez, conocido prelado por haber iniciado la piadosa costumbre lustral de la Bajada de la Virgen de Las Nieves.
En la solicitud de Don José de Arce consta: "que se hallaba obligado á los beneficios que habia recibido del Cielo, en Haberle dado dos hijos los cuales habian dejado la compañía de sus padres y se habian entrado en la de Jesus, procurando convertir almas para Dios en el Paraguay".
Continuó escribiendo que este hecho había motivado y "dispertado una viva devocion al Apostol de las Indias San Francisco Javier cuya Imagen había llegado á sus manos de hechura muy devota..."
Después de recibir la autorización y la licencia para la erección del oratorio, se procedió a su edificación y se bendijo en 1674. El Licenciado don Juan Pinto de Guisla, Visitador General de La Palma, celebró la primera misa. Así mismo, De Arce recibió un "Buleto del Nuncio de Su Santidad", expedido el 17 de abril de 1677, por medio del cual obtenía permiso para abrir una tribuna que comunicase su casa con la ermita y también otra licencia del Provisor, "en sede vacante", para abrir puerta que comunicara el coro con la casa.
El Sargento Mayor y patriarca de la familia Arce y Rojas, falleció el 11 de abril de 1684. Por este motivo, recayó el patronato de la Ermita y todos los bienes del caballero en su tercer hijo, don Luis de Arce y Rojas.
Casado con doña Catalina Montañés, ambos otorgaron testamento mancomunado el 30 de mayo de 1706 ante el Capitán don Antonio "Vasques", vinculando "con Real licencia", la casa de su habitación, una hacienda en Breña Baja, el Patronato de la Ermita, el Oficio de Regidor Perpetuo y el tercio y quinto de todos sus demás bienes a su hijo, don Francisco Javier Rojas y Montañés, ausente en Manila, Filipinas.
En caso de no haber herederos legítimos, pasaría la Ermita a la Compañía de Jesús para poder fundar un colegio en esta isla. En caso de que tampoco pudiera efectuarse esto, una parte de sus demás bienes para "un Maestro de instrucción primaria que diera educación á la juventud".
Falleció don Luis de Arce y Rojas el 4 de septiembre de 1707 y "como su hijo don Francisco Javier no tratara de posesionarse de su Mayorasgo, quedaron administrandolo los Ves. Beneficiados de la Parroquia del Salvador, que fueron los Albaseas nombrados por aquel".
Su hija, doña Francisca Javier había tomado el hábito de religiosa en el Convento de Santa Catalina de Santa Cruz de La Palma.
- BIOGRAFÍA DE UN SANTO.
Nuestro biografiado, el primogénito legítimo, José de Arce y Rojas, nació en la capital palmera el día 8 de noviembre de 1651. Fue bautizado unos días más tardes en la parroquia Matriz de El Salvador, según consta en su partida de bautizo, custodiada en el archivo del templo.
En el seno de esta familia de "posición desahogada" se criaron los tres hijos: José, Juan y Luis de Arce y Rojas. Los dos primeros fueron educados en el convento de padres dominicos de San Miguel de Las Victorias.
Concluida su primera y segunda enseñanza, José y Juan fueron enviados a la Península para que siguiesen la "carrera literaria". El convento dominico de San Miguel de las Victorias de la capital palmera, donde iniciaron sus primeros estudios, se había fundado en 1530, habiendo mantenido las cátedras de Gramática, Teología y Filosofía. Sin embargo, estos jóvenes "habian nacido con verdadera vocacion al estado eclesiastico", por lo que, después de cursar los primeros estudios de la carrera de Derecho en el Colegio de San Hermenegildo de Sevilla, ingresaron en la Compañía de Jesús.
El profesor Martín González en su obra sobre la biografía del religioso palmero, nos dice que en aquella época "contaba tan sólo con 17 años, era blanco, alto, de pelo castaño y tenía un lunar en el carrillo derecho".
En la ciudad hispalense, José de Arce se había distinguido entre sus compañeros. Los Padres Jesuitas, ante el valor intelectual de nuestro biografiado, le habían hecho abandonar su verdadera vocación de leyes, instándole a ingresar en la Compañía fundada por San Ignacio de Loyola, "que tanto honor iba le iba a dar a nuestro don José y a la tierra que le vió nacer".
En el Colegio de San Ambrosio de Valladolid, los dos palmeros sobresaldrían en las materias eclesiásticas y en las ciencias "hasta entonces conocidas".
Se cuenta que ambos hermanos fueron agraciados con el don de la elocuencia. Así, en todos aquellos templos abarrotados en los que pronunciaron sus discursos y homilías, así como en numerosos colegios peninsulares, tanto en Valencia, Valladolid, Salamanca, Sevilla..., fueron muy elogiados.
Se dedicaron a la enseñanza y "á las Misiones". A la hora de profesar, renunció sus legítimas paterna y materna en el Padre Provincial de la Compañía de Jesús de Castilla La Vieja, quien las aplicó en el Colegio de San Ambrosio, para sus necesidades.
Había emitido sus votos en las casas y Colegio de San Luis, de Villa García de Campos, lugar elegido también para otorgar la escritura correspondiente ante el escribano José de Ulloa, el 8 de octubre de 1671.
Su Superior, ante la decisión del palmero de desarrollar su actividad en las misiones, decidió concederle la licencia y lo envió a la América meridional.
Fue Uruguay el primer lugar en el que se asentó. Más tarde, llegó a Buenos Aires en 1674. Allí fundó numerosos colegios y consiguió algo imposible de creer en aquellos momentos: concertar las paces entre unas poblaciones indígenas históricamente enfrentadas, los guaraníes y los guanoas.
Fue Rector del Colegio de la Villa de Tarija durante los tres años que duró su estancia en Bolivia.
Una vez en Paraguay, se convirtió en el Padre Superior en las reducciones de los indígenas. Allí catequizó "á aquellos indios con mucho aplauso y aceptacion de sus hermanos y superiores".
El Reverendo Padre José de Arce y Rojas fue una eminencia en el campo de las ciencias y de "las virtudes". El Padre Gerónimo de Herrera, en su historia de las Indias del Paraguay hace una larga "y gloriosa memoria de este Jesuita Palmero", llamándole "Apostol de dicha region y fundador de la mision de los pueblos Chiquitos".
Como refleja el cronista y alcalde don Juan Bautista Lorenzo Rodríguez en su completa y variopinta obra "Noticias para la Historia de La Palma", el Padre José de Arce "no solo figuró en su Compañía como catequista incansable, misionero y orador elocuente, sino tambien como fundador de nuevas Casas de mision con objeto de propagar la fé y de extender mas y mas la Religion del Crucificado".
El religioso Antonio Rivas y José de Arce entablaron a finales de 1691 buenas relaciones con un pueblo de las zonas bajas de Bolivia, llamado "Los Chiquitos". Se cuenta que este nombre se debió a las reducidas dimensiones de las puertas de las casas. Esto hizo que los conquistadores españoles pensasen en que se hallaban ante un poblado de indígenas de baja estatura. Realmente las chozas eran así confeccionadas para evitar las molestias producidas por las moscas y mosquitos que abundaban en la región, especialmente en la época de lluvias.
Curiosamente, los chiquitos eran más altos y fornidos que los habitantes del Altiplano. Los adultos lucían un magnífico cabello negro, mientras que los jóvenes de ambos sexos tenían la cabeza afeitada, conociéndose como los "pelados", y no se les permitía tener el cabello más largo hasta que se casaban. Todavía se conserva en el Oriente boliviano la palabra pelado para referirse a los adolescentes.
Las relaciones con los "chiquitanos" fueron cada vez más profundas e intensas. No querían que los religiosos los abandonasen. En aquel entonces poblaban la Chiquitanía indios de diversas etnias: chiriguanos, payahuas, zamucas, puysokas y ellos, los chiquitos.
Una época en la que, según el viajero español Ciro Bayo que los visitó en el siglo XIX, era común el infanticidio, especialmente cuando el parto era gemelar. También, como símbolo de hospitalidad, ofrecían a las jóvenes vírgenes de sus tribus a los forasteros.
En diciembre de 1691 fundaron la primera reducción de jesuitas llamada San Francisco Javier, inicio de la Evangelización de esas regiones, que ya en 1991 celebró su tricentenario. Como símbolo, los padres José y Pedro, ayudados por el poblado, erigieron una gran cruz de madera que se divisaba desde lejos.
Destinado por el Rey don Carlos II para entrar en tierra de "patagones", se le cambió la orden para que reconociera a los "chiriguanás".
A lo largo de treinta y nueve años, llevó a cabo un meritorio y difícil trabajo en las misiones, no exento de peligros y riesgos. Su férrea voluntad y su fuerte vocación evangelizadora pudieron con todos los graves obstáculos que iba encontrando día a día.
Numerosas tribus de aquella gran zona del Paraguay se beneficiaron de sus fundaciones: los chiquitos, borós, tabicás, piñocas, guaraníes, taucas y perroquis. Llegó a dominar las lenguas guaraní, chiquito, quichuo, chiriguaná y payaguá, tan necesarias para las conversiones que realizaba en todas las iglesias de su fundación. Le siguieron las misiones de San Rafael y San José de Chiquitos.
De las veintinueve reducciones que fueron fundadas por los misioneros jesuitas en la actual Bolivia, se conservan siete de sus iglesias, que hoy pertenecen al Patrimonio de la Humanidad; junto a ellas, constituyen su gran tesoro cultural millares de páginas de música barroca, algunas, como nos dice Vara y García, "partituras originales de notables músicos de la época y otras, de una especial simbiosis e aquel momento musical mezclado con elementos indígenas".
Circunscribiéndose a su actuación en la actual Bolivia, la colonización de los jesuitas comenzó en 1572 en la Audiencia de Charcas y, seis años después en Santa Cruz de la Sierra, desde donde se extendieron hacia Moxos (en el actual departamento boliviano del Benil) y a la Chiquitanía. Esta región actualmente suscita mucha atención, no sólo por su interés antropológico o cultural sino porque constituye una parte importante del departamento de Santa Cruz de la Sierra, el más desarrollado del país. Estamos hablando de una inmensa zona: una superficie superior a la Península Ibérica en la que los jesuitas ejercieron su acción misional.
Lorenzo Rodríguez, vagamente y con inexactitud geográfica, narra así la noticia de la muerte del mártir palmero: "Se ignora el lugar y la fecha en que falleció el Reverendo Padre don José de Arce y Rojas, ornamento de la Compañía de Jesús por sus virtudes y ciencia. Ha llegado a nosotros la noticia que murió mártir en Japón en olor de Santidad".
También el historiador palmero Fernández García, en su reportaje editado en la prensa local, decía: "El Padre de Arce y Rojas, después de terminar la evangelización, marcha al Extremo Oriente, más concretamente al Japón, donde muere martirizado por aquellos infieles". Es probable que ambos estudiosos se hayan referido a un sobrino de José de Arce, el también jesuita Francisco Javier de Arce y Montañez del que se cuenta que murió mártir en Manila, no en Japón.
Realmente fue el 15 de diciembre de 1715 cuando fue asesinado salvajemente, junto con el padre Bartolomé Blende, por los indios de Matto Grosso meridional (Brasil), los "payaguás" mientras exploraban los posibles caminos de Chiquitos a Paraguay. En otro estudio sobre el mártir palmero, Carlos Vara y Luisa García nos dicen que "José Arce, fundador de San Javier, primera reducción de Chiquitos, también murió a manos de los indios payahuas, en 1718" (véase la inexactitud cronológica).
Estos rebeldes a la catequización, tras martirizarlo, entregaron su cadáver a los "guaycurús", quienes vejaron su cuerpo. Luego lo ataron a una cruz de madera y lo lanzaron río abajo hacia las cataratas, instante que ha quedado perpetuado en las primeras imágenes de la película "La Misión" (1986).
Terminando con las palabras del ilustre maestro de investigadores y cronista oficial de esta ciudad, don Jaime Pérez García: "Lo mundano de su existencia se caracterizó por lo frugal de su comida y lo humilde de su vestimenta, en contrapartida a lo glorioso de su memoria. Se le recuerda como "APOSTOL DEL PARAGUAY".
Casa de José de Arce en Santa Cruz de La Palma.
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